Los médicos internos residentes (MIR) de la Comunitat Valenciana iniciaron ayer una huelga indefinida para exigir al Consell mejoras en sus condiciones laborales. Lo hicieron saliendo a la calle con una manifestación que según el sindicato convocante, el CESM, tuvo un seguimiento de en torno al 80 % del colectivo, que busca con estas movilizaciones la equiparación de la jornada de trabajo y descansos con la de un médico adjunto, establecer la jornada laboral ordinaria máxima de 37,5 horas semanales o el descanso de 36 horas semanales tras la realización de las guardias de 24 horas de forma ininterrumpida.

Sin embargo, la huelga ha enfrentado al colectivo con la Conselleria de Sanidad. El CESM emitió el lunes un duro comunicado en el que acusaba al departamento de Ana Barceló de «coaccionar» a los residentes para que no participaran. Sin embargo, una resolución del director general de Trabajo a la que ha tenido acceso este diario constata que la petición a la autoridad laboral no se registró telemáticamente hasta el pasado día 16, aunque el sindicato sí presentó la declaración de huelga ante Sanidad el día 10. Según la normativa, la solicitud debió haberse comunicado con diez días naturales de antelación ante la autoridad laboral, es decir, como muy tarde el pasado 10, ya que hay personal con relación laboral con la Generalitat. Por tanto, la huelga solo podría ser efectiva a partir del día 26 de este mes.

Pese a todo, el secretario general del CESM, Andrés Cánovas, aseguró que la huelga de los MIR «seguirá» mientras desde la Conselleria de Sanidad «no se abra a negociaciones».

El presidente de la Generalitat, Ximo Puig, trató de templar los ánimos. Negó cualquier «coacción» sobre los MIR, a los que reconoció una «base argumental potente», pero recordó el esfuerzo hecho en capital humano en la inversión sanitaria (es la segunda comunidad con retribuciones más altas a los MIR). Puig insistió en «dialogar» pero recordó que un marco estatal regula a los residentes.