Guerra abierta entre la Fiscalía Anticorrupción y el expresidente de la Generalitat, Francisco Camps. Con acusaciones mútuas de mentir en beneficio propio o por intereses espúreos. Camps había guardado silencio tras saber que la fiscal del juicio por las mordidas durante la visita del papa había solicitado que se actuara contra él por falso testimonio en su declaración como testigo en este juicio. Aunque el exjefe del Consell estalló al conocer los detalles de por qué Anticorrupción quiere investigarle. «La Fiscalía Anticorrupción dijo que pediría mi imputación por falso testimonio como testigo. Pero ha querido confundir a los miembros del tribunal [de la Audiencia Nacional]. Y quiero decir que la Fiscalía Anticorrupción, en su tergiversacion, no solo no dice verdad, sino que dice cuestiones que no tienen que ver con la realidad de las cosas», aseguró en la rueda de prensa convocada a última hora de la mañana en el despacho de su abogado Pablo Delgado, en pleno centro de València.

Anticorrupción defiende la tesis de que el montaje de pantallas y sonido de la visita del papa Benedicto XVI a València en julio de 2006 se encargó a Álvaro Pérez «El Bigotes», en aquella época responsable del atrezzo de los actos del PP en la Comunitat Valenciana, que picoteaba en contratos públicos de la Generalitat. «Álvaro Pérez nos refirió que él recibió el encargo de Francisco Camps». La implicación del otrora «amiguito del alma» en el evento papal se comprobó en la agenda que se le intervino con alusiones a encuentros con miembros de la Fundación V encuentro mundial de las familias (Fvemf), Camps entre ellos. Aunque el exjefe del Consell negó la mayor y declaró que con Álvaro Pérez «no iría ni a la vuelta de la esquina». A este detalle se acoge la fiscal Concepción Nicolás para acusar de falso testimonio al exdirigente popular.

«Francisco Camps dijo que no había ido nunca con Álvaro Pérez ni a Roma ni a ningún sitio, cuando un sastre testificó que habían encargado dos chaqués para ir a Roma cuando se nombró cardenal al arzobispo de Valencia el 24 de marzo de 2006 y que eran para los dos», defendió ayer en la vista. Al tiempo que recordaba que la Policía Nacional incautó al grupo Correa anotaciones de un viaje y pago de billetes a Roma. Además de conversaciones telefónicas intervenidas a Álvaro Perez en las que presumía de que él era el contratista de las pantallas.

Camps rebatió ayer estas acusacione de la fiscal. «El Supremo ya dejó claro que las acusaciones del sastre son falsas, porque así lo dictaminó en el recurso sobre la causa de los trajes en la que fui absuelto. Por eso no se compadece en absoluto con la realidad porque el traje de etiqueta que utilicé [en la visita al Vaticano] fue alquilado en una tienda». Respecto al viaje al Vaticano, Camps explicó que se trasladó con una delegación del ministro de Asuntos Exteriores para asistir a la ordenación del cardenal Cañizares, en marzo de 2006, a la que también acudieron José Bono y Maria Teresa Fernández de la Vega. De ahí que Camps acuse a la Fiscalía Anticorrupción de «intentar tergiversar los hechos para sacar beneficio tras los 11 años de obsesión, persiguiéndome por tierra mar y aire. No creo que ningún español haya tenido tantas imputaciones e instrucciones. No sé porque esta obsesión tan paradójica, cuando no raya en una actuación irresponsable del ministerio público». Y lamentó que él tuviera que dimitir pero que las fiscales y el político que le acusaron como Ximo Puig, sigan en el cargo.