Después de que la familia europea se peleara para, al final, reconciliarse con el pacto de un fondo de recuperación de los estragos causados por el covid-19 y un presupuesto para los próximos siete años, el presidente del Parlamento Europeo, David Sassoli, advirtió ayer que no lo da todo por cerrado. La Eurocámara debe avalar la propuesta de los 27 al nuevo presupuesto y el dirigente italiano avanzó que no comulga con los recortes en ámbitos como educación -reducción de fondos para programas Erasmus-, investigación, migración, defensa y políticas climáticas.

El presidente del Parlamento Europeo (PE) también advirtió que el Parlamento supeditará su voto final al respeto del Estado de derecho por parte de todos los países, en velada referencia a Polonia y Hungría. Tanto Varsovia como Budapest se vanagloriaban al final de la cumbre de haber conseguido suavizar ese punto. El pacto por la reconstrucción era lo más perentorio, y el Consejo Europeo cedió.

Asimismo, ante el acuerdo calificado de «histórico», David Sassoli aseguró que no discute el fondo, pero que tiene intención de «remodelar» el presupuesto. «Hay una propuesta sobre la mesa, pero nos gustaría mejorarla, sobre todo para tratar de dar respuestas a algunos de los recortes que hemos considerado injustificados», dijo en una conferencia de prensa en Bruselas.

Un borrador de la resolución, que se someterá a debate y votación en un pleno extraordinario, sostiene que la Eurocámara «no acepta» el presupuesto tal y como ha sido pactado entre los líderes y está «preparada para iniciar inmediatamente negociaciones constructivas». «Algunos de los recortes propuestos tienen que ser corregidos. En el presupuesto somos autoridad, tendremos la última palabra», dijo. Así, el documento ya ha sido pactado por populares, socialistas, liberales, ecologistas e izquierda y está previsto que, antes de la votación de la resolución, Sassoli se reúna con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.