El secretario de Salud Pública de la Generalitat catalana, Josep Maria Argimon, defendió ayer la decisión del Govern de cerrar discotecas y salas de fiesta en toda Cataluña ante el «poco margen de actuación» que dejan los brotes de coronavirus. Por su parte, el sector del ocio nocturno criticó duramente la medida al considerar que pone en rieso unos 37.000 puestos de trabajo. Desde el sector señalan que la diversión juvenil puede controlarse mucho mejor en espacios con protocolos de seguridad que en las «raves» ilegales y botellones que siguen proliferando a pesar de los contagios.

Argimon, por su parte, aseguró que se trata de una medida «dolorosa y no deseada», pero «necesaria» para contrarrestar una situación «complicada» en la que «la pandemia va aumentando».

«Es necesario tomar estas medidas y recordar a la ciudadanía la necesidad de una movilidad muy responsable y autolimitada», ha subrayó el secretario de Salud Pública, consciente de que el sector del ocio nocturno «ha intentado hacerlo lo mejor posible».

Además, Argimon defendió que el cierre de estos locales ayudará a frenar los contagios que se producen «en unas horas y en una situación en la que el cumplimiento de medidas es más complicado».

A parte del cierre de discotecas y salas de fiesta, quedan suspendidas en toda Cataluña las actividades musicales con pistas de baile o espacios habilitados fuera de los establecimientos y se obliga a cerrar a las doce de la noche los salones de juego, casinos y salas de bingo.

Además, en los municipios donde se han detectado mayor número de contagios de COVID-19 en los últimos días y donde ya rigen medidas restrictivas para contener los brotes de coronavirus se establece también el horario de cierre a medianoche de establecimientos como restaurantes, bares, terrazas, chiringuitos y bares musicales.