El ocio nocturno se ha convertido en el gran catalizador de la covid-19 en la Comunitat Valenciana durante este primer mes de nueva normalidad. Los brotes surgidos en estos entornos no llegan a representar ni el 10 % de todos los detectados en la autonomía, sin embargo, los positivos generados por este tipo de focos suponen casi la mitad de todos los casos vinculados con brotes en la Comunitat. Las autoridades sanitarias hablan de «brote» cuando registran tres o más contagios con un mismo nexo epidemiológico.

Según los datos oficiales, la Comunitat Valenciana contabiliza a día de hoy 35 focos: 22 en la provincia de Valencia, siete en la de Alicante y seis en la de Castelló. De ellos, 15 están vinculados al ámbito «familiar», cinco al «entorno laboral», cuatro al «social», tres en centros de acogida, dos asociados a hospitales, dos a «casos importados» y uno, el de Rótova, no está concretado por la Conselleria de Sanidad. Entre todos ellos -32 de los 35-, han provocado 207 positivos. Los tres restantes son los vinculados directamente con el ocio nocturno, según la propia Generalitat, y han generado los 197 contagios restantes. Es decir, son el 8,5 % de los brotes, pero generan el 48,7 % de los positivos.

Los tres focos confirmados en el ámbito del ocio nocturno se ubican en Gandia (114 contagiados), Peñíscola (59 después de que ayer la conselleria sumara 39 nuevos casos a los 20 ya confirmados) y Santa Pola (24). En la primera localidad, el estallido de positivos derivó en el cierre de todo el ocio nocturno durante 15 días, mientras en las otras dos obligó a las autoridades sanitarias a realizar pruebas PCR masivas a las cientos de personas que asistieron a los locales en los que se originó el foco de contagios. El de Xirivella, causante de una docena de positivos, no se incluye en este grupo, pese a que, según Sanidad, es de «ámbito social ligado al ocio nocturno».

La complicación de este tipo de brotes en bares de copas o discotecas reside en la imposibilidad de rastrearlos como se hace con los de ámbito familiar o laboral. En estos últimos, el rastreo es accesible, ya que los afectados pueden acotar sus contactos estrechos recientes, que entonces son puestos en aislamiento preventivo y se contiene la propagación del virus.

Pero no sucede así con el ocio nocturno, donde es imposible detectar a todos los asistentes con los que un positivo ha podido coincidir y se recurre a las pruebas masivas. Epidemiólogos y rastreadores llevan días advirtiendo de los riesgos que conlleva esta forma de detección, ya que se depende exclusivamente de la voluntad personal de acudir o no a dichas pruebas y, si un infectado no lo hace, puede seguir contagiando sin hacer saltar la alerta. Máxime cuando el perfil de quienes frecuentan estos establecimientos es de personas jóvenes -siete de cada diez contagios en la Comunitat Valenciana en las últimas dos semanas se ha dado en menores de 30 años-, en su mayoría asintomáticos.

Por esto, según ha podido saber Levante-EMV, Sanidad ha modificado su protocolo interno y ya trata como brote cualquier caso que se origine en un local de ocio nocturno, aunque no afecte a tres personas, por el riesgo de propagación que conlleva. Junto con el decreto sancionador aprobado el viernes, el Consell ve suficiente el control sobre estos locales.

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