La decisión del Gobierno de Boris Johnson de retirar a España del listado de países seguros y reimponer la cuarentena desde ayer ha generado un vendaval de críticas tanto dentro como fuera del Reino Unido. Se le recrimina que haya tomado la decisión sin avisar ni dar margen de reacción a las compañías aéreas y a los ciudadanos de vacaciones en España. También se le echa en cara que haya incluido a aquellas zonas del territorio español con los índices de contagio más bajos. El anuncio repentino de Londres tuvo una rápida respuesta del Gobierno de Madrid. «España es un país seguro», dijo tajante la ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya que, tras reconocer los rebrotes, remarcó que eso no es algo «inusual».

Poco después de conocerse la decisión del Reino Unido, el principal touroperador británico, Tui, canceló todos los vuelos con origen y destino a España hasta el 7 de agosto, aunque mantiene la ruta con Baleares y Canarias. Johnson no ha prohibido volar a estas islas (sí a la península), pero obliga a los viajeros procedentes de los archipiélagos que pasen la cuarentena. Madrid está presionando a Londres para que, al menos, excluya a Baleares y Canarias.

Permisos en el trabajo

La Abta, la patronal de las agencias británicas, consideró que es una incongruencia. Easyjet y British Airways mantienen los aviones en el aire, aunque se espera una caída fuerte del turismo a España, principal destino de los británicos con un 20 % de todas las vacaciones. «Este es otro nuevo golpe a la ya debilitada industria de la aviación», dijo British Airways. Mientras que Easyjet se quejó de que «el incremento del coronavirus en España es regional, no nacional». «Nosotros proponemos realizar tests voluntarios para las personas que vengan de países en cuarentena para que no tengan que hacerla los viajeros que den negativo», expresó Robb Gigg, director de Airlines UK, la asociación que agrupa todas las compañías aéreas.

Por su parte, el responsable de Transporte de la oposición, Jonathan Ashworth, afirmó que esta «caótica» resolución ha dejado a los veraneantes «confusos y consternados». No saben si pueden o no continuar con sus vacaciones. Uno de los problemas es saber si sus empresas les permitirán ausentarse los catorce días requeridos por la cuarentena. El Gobierno británico no ha querido responsabilizarse y se ha limitado a decir que espera que los empresarios sean comprensibles con los trabajadores afectados. Londres se mostró firme ante tal aluvión de críticas. «No podemos pedir disculpas. Debemos ser capaces de tomar medidas rápidas y decisivas, especialmente ante oleadas localizadas -expresó el ministro de Exteriores, Dominic Raab-. De lo contrario, corremos el riesgo de que el Reino Unido se vuelva a infectar y se produzca una nueva ola y otro confinamiento».

Muchos turistas británicos atrapados en territorio español expresaron ayer su desesperación. «Nos sentimos más seguros en España que en nuestro país porque aquí todo el mundo lleva mascarilla en la calle y mantiene la distancia social», dijo una pareja de británicos retenida en Madrid a la BBC. Hasta hace poco, en el Reino Unido solo era obligatorio cubrirse la boca y la nariz en el metro y el autobús. Desde ahora lo es también en tiendas, centros comerciales y supermercados. El Reino Unido tiene una media de contagios diarios de 600 casos. El total de positivos es de 300.000 y el número de muertos diarios es 60 de media, muy alto. El total de víctimas mortales ya asciende a 45.738 con 20 millones más de habitantes que España.

Londres insiste en que el virus está controlado. Johnson reconoció el sábado que no habían entendido la covid-19 al principio y que tal vez se había equivocado en algunas decisiones iniciales. No quiere cometer más errores de este tipo.