Hacer turismo de manera segura es posible. Así lo demuestran multitud de iniciativas que se emprenden en València, que han debido adaptarse este año a las recomendaciones sanitarias para evitar la propagación de la Covid-19. Entre otras oportunidades, visitantes y también ciudadanos y ciudadanas de la Comunitat Valenciana pueden desde descrubrir cómo se crea y llega hasta nuestras mesas la horchata hasta surcar los cielos de la Serra Mariola en globo, navegar en kayak por las aguas del río Cabriel o descubrir algunos de los restos humanos más antiguos de toda Europa. Todas estas opciones, con la colaboración y el respaldo de València Turisme, son muestra también de una oferta de turismo de calidad ligado a las posibilidades de nuestra tierra.

Precisamente en lo más remoto en el tiempo de cuando el suelo de la Comunitat Valenciana fue habitado reside el eje de la experiencia que ofrece la Asociación Cultural Bolomor. Y es que en la Cova del Bolomor, en Tavernes de la Valldigna, se encuentran los restos humanos más antiguos hallados en tierras valencianas, con más de 375.000 años, y la constatación del uso del fuego por parte del ser humano más antiguo de toda Europa, con restos de hogueras con 235.000 años de antigüedad. Allí se organizan visitas a la cueva y a su yacimiento arqueológico, así como demostraciones de tecnología paleolítica y visitas guiadas nocturnas en las que un grupo de actores recrean la historia del lugar.

«Hemos retomado la actividad desde junio», explica Luis Zalbidea, miembro de la asociación. Para ello, según señala el propio Zalbidea, se han reducido los grupos de entrada a un máximo de 25 personas -antes alcanzaban las 45 personas- y se obliga al uso de mascarillas -en caso de que alguien no la haya llevado o la pierda por el camino, la organización se encarga de proporcionarlas-. Asimismo, también se han habilitado en el recinto dispensadores de gel hidroalcohólico y se desinfecta continuamente el mobiliario común, recalca Zalbidea.

Para el 31 de julio y 1 de agosto tienen programado un concierto de música prehistórico para el que también han decidido adoptar todas las medidas de seguridad posibles ante la emergencia sanitaria. «El decreto nos permite meter hasta 800 personas, pero por sentido común hemos limitado el acceso a 100. Hemos preferido priorizar la seguridad», insiste Zalbidea, que asegura que para la cita han ofrecido citas cada media hora para grupos de hasta 25 personas y han habilitado una salida y entrada distintas para que no deban cruzarse los diferentes grupos entre sí.

Horchata, el río Cabriel y vuelos en globo

«Nuestra iniciativa está pensada para grupos pequeñitos», revela Miquel Minguet, director de Horta Viva. Esta compañía se dedica a ofrecer diferentes experiencias en la huerta valenciana. Una de ellas es la Ruta de la Xufa a l’Orxata que, pese a las dificultades provocadas por el coronavirus, todavía está teniendo alguna reserva. «Solo se ofrece para familias o grupos de amigos», aclara Minguet. El objetivo: no mezclar a personas de diferentes ámbitos y garantizar, así, la seguridad de los usuarios. Durante la ruta se ofrece un agradable paseo para conocer los cultivos de la huerta valenciana, entre los que está la chufa. A raíz de ello se muestra el proceso que lleva a convertir la chufa en la tradicional horchata valenciana. Los asistentes incluso pueden aprender a elaborar su propia horchata antes de degustar un vaso de este producto artesano con fartons.

Sobre la base de no mezclar grupos también funciona Avensport, una empresa dedicada al turismo activo que ofrece rutas en kayak o rafting, entre otras modalidades, por el río Cabriel. Con base en Venta del Moro, lleva ya 27 años de actividad y se ha convertido en un referente en este tipo de actividades deportivas en toda la Comunitat Valenciana. «Nuestros grupos deben ser de mínimo cinco personas, pero no mezclamos a familias ni grupos de amigos que no se conozcan. Por eso, a los que son menos les ofrecemos otras actividades como canoa o piragua», explica Celda, administrador de la compañía. Si bien durante la actividad en el agua los participantes no usan mascarilla, los que sí la llevan puesta siempre son los monitores, según aclara Celda. Asimismo, desinfectan los vehículos y el material -éste con lejía- entre el paso de un grupo y otro e incluso pulverizan las balsas. También toman la temperatura de todos los participantes antes del inicio de la actividad e incluso les hacen firmar una declaración responsable de que no han presentado síntomas en los últimos días.

El mismo documento deben firmar los participantes en los vuelos de Totglobo. Esta empresa organiza viajes en globo para surcar los cielos del Parc Natural de la Serra Mariola. El flujo del viento lleva a los usuarios sobre los términos de Bocairent y Fontanars, aunque sin un recorrido fijo, puesto que la dirección la rigen las fuerzas de Eolo. «Hemos formado al personal en prevención en riesgos laborales biológicos para la desinfección de los vehículos y las aeronaves», explica Raül Carbonell, director de operaciones de la compañía, que también señala que se ha reducido el aforo de cada globo en un 25 % -7 personas en los de 10, 5 en los de 8 y 2 en los de 4- y que, por supuesto, el uso de la mascarilla también es obligatorio.