Han pasado de ser receptores de aplausos a ser ellos los que palmean sus manos reivindicando sus derechos. La huelga del colectivo de médicos interno residentes (MIR) cumplió ayer una semana y lo hizo llenando de consignas y batas blancas el centro de València en una marcha que terminó con centenares de jóvenes frente al Palau de la Generalitat. Entre sus reivindicaciones está la elaboración de un convenio de condiciones laborales, la presencia de un adjunto por cada cuatro residentes, la libranza de todas las guardias o la equiparación salarial entre todas las comunidades autónomas.