Todo está donde estaba hace dos semanas, cuando los grupos expusieron sus líneas marco para el dictamen de la comisión parlamentaria de reconstrucción: con buenas palabras de predisposición a pactar, pero con los mismos asuntos tabú, las reversiones de las concesiones a la sanidad privada y las subidas de impuestos.

Los seis grupos de las Corts cerraron ayer las sesiones de trabajo de la comisión con un documento que solo contó con el respaldo del tripartito que gobierna la Comunitat (PSPV, Compromís y Unides Podem) y el voto en contra de toda la oposición (PP, Ciudadanos y Vox). No deja de ser paradójico, porque a las 214 propuestas iniciales del Botànic se han incluido 164 de la oposición. Es decir, un 80 % del documento de partida se ha modificado. No obstante, los temas de desencuentro persisten.

La imagen de ayer es de división, pero es también una decisión estratégica que permite ganar tiempo y que las enmiendas del centroderecha (Vox se excluyó de las negociaciones) lleguen vivas al pleno del próximo 4 de agosto. Los grupos pueden continuar dialogando así los próximos días.

Los mensajes de ayer de Cs y PP eran de no cerrar puertas. «Vamos a seguir trabajando», insistían fuentes de Cs. Incluso ofrecían formas de escape al bloqueo sobre algún aspecto de conflicto: del no a las reversiones de concesiones a la sanidad privada a que estas no se hagan por imposición, sino por criterios objetivos.

El documento del Botànic habla en todo caso solo de devolver a lo público las que lleguen al final del contrato y estudiar la viabilidad de revertir las que estén en vigor.

Este es posiblemente, según las fuentes consultadas, el punto principal de discrepancia en este momento, incluso por encima de los impuestos, donde Cs y PP insisten en quitar el de sucesiones y gravar las grandes fortunas.

Para el Botànic se perfilan dos modelos de afrontar la salida de crisis, que tendrá un coste y, en su opinión, no se ha de cargar sobre los que menos tienen. En todo caso, en el seno del tripartito se observan diferencias. El PSPV incide en que no se trata de un acuerdo de gobierno ni de presupuestos, sino de recuperación de la C. Valenciana y aboga por modular las propuestas y buscar soluciones genéricas y menos concretas, en la línea del acuerdo del Consell con sindicatos y patronal. Para Unides Podem y Compromís, sin embargo, se ha modificado el 80 % y no hay marcha atrás ya.

Isabel Bonig (PP) calificó de «aberración» subir impuestos tras reiterar la voluntad de pactar. Con todo, un gesto de Ximo Puig puede allanar el camino final al menos a una abstención.