Las noches tropicales, con los termómetros por encima de los veinticinco grados, serán la tónica habitual en la recta final del verano. La mínima registrada la noche del domingo al lunes en el aeropuerto de València se quedó en 26,4 º C. La segunda más alta desde que en 1966 se iniciaron los recuentos en ese observatorio, solo superada por los 26,6 de agosto de 2019. «Ahora empiezan las peores semanas en la costa, con la humedad disparada al estar el mar tan caliente», apunta el geógrafo Samuel Biener, investigador en el Laboratorio de Climatología de la Universitat d'Alacant.

En València ciudad la noche se cerró con 26,2 grados y en Miramar, con 26. Ninguna de las grandes ciudades valencianas ningún observatorio bajó de los 25 grados. Los termómetros quedaron así: Castelló (25,8), Oliva (25,7), Rojales (25,6), Alicante (25,5), Torreblanca (25,3), Aeropuerto de Alicante-Elx (25,2), Xàbia (25,2), Xàtiva (25,2). La sensación de bochorno quedó atenuada a medida que amanecía y descendía la humedad de norte a sur. Las noches tórridas o ecuatoriales son consecuencia del aumento de la temperatura del mar, que en el Golfo de València alcanzaba ya a principios de julio los 25 grados.

El número de noches tropicales casi se ha cuadruplicado en los tres últimos cuartos de siglo, circunstancia que Aemet atribuye no solo al cambio climático, sino también a la estructura de las ciudades que impide la circulación del aire de las típicas brisas nocturnas. El Mediterráneo está muy caliente y lejos de refrescar transmite una enorme humedad. Este fenómeno, poco frecuente en el siglo XX, es cada vez más habitual y está relacionado con el calentamiento global por los gases de efecto invernadero. «Salvo que refresque de repente en la segunda quincena de agosto, será difícil que bajemos de los 20°C hasta septiembre en las ciudades grandes», explica Biener. La temperatura ha subido 1,3 grados desde la década de los años ochenta, aumento que se traduce en temporales cada vez más virulentos.

Entre el cap de la Nau y Cullera

Las lluvias cálidas y las tormentas del final del verano son la consecuencia lógica a la subida de temperatura del mar. A la pregunta de si se repetirán precipitaciones como las de ayer, Biener es claro: «Depende de si hay movimiento en la atmósfera, pero lo normal es que entre el cap de la Nau y Cullera se produzca al menos un episodio muy localizado de 100-200 l/m2 entre la segunda quincena de agosto y primeros días de septiembre». La Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) anunciaba que no descarta una segunda ola de calor en los próximos días, después de que los termómetros hayan dado una ligera tregua tras alcanzarse casi 44 grados el pasado sábado en muchos puntos de la Comunitat Valenciana. «A lo mejor no es tan intensa como la anterior», comenta Biener.