Los ganaderos del mundo del «bous al carrer» saltaron ayer a la calle para exigir un capote a la Generalitat Valenciana, una vía de oxígeno en forma de ayudas que permita seguir con vida a sus negocios... y a los animales que crían. La falta de festejos por la cancelación de la mayoría de fiestas municipales o la imposibilidad de cumplir las normas de seguridad han dado un revolcón importante al sector, un golpe que se acerca más a la cornada para las 133 granjas que se dedica a esta actividad.

La vuelta de los festejos taurinos en Cabanes, Castelló, hace un par de fines de semana parece ser algo más «anecdótico», en palabras del sector, que una reanudación que suponga volver a acercarse a los datos de años pasados con más de 8.000 festejos. Ahora, en cambio, el burladero de la plaza se ha transformado en pancarta con la que señalar el mal momento económico que vive el sector y que afecta a sus animales.

«Sin ingresos no hay empresa que sobreviva», dice Vicente Benavent, de Ganadería Benavent, quien cuenta que la facturación «ha caído un 95 % del verano pasado a este y ese 5 % que nos queda de ingresos es de la venta de la carne de los animales una vez se sacrifican, algo que también están pagando mal», a menos de un euro el kilo.

Esto, según explica, ha obligado a la empresa a hacer «reestructuración», despedir a cuatro de los cinco trabajadores y pasar de 650 a 350 cabezas. Según añadieron desde las asociaciones organizadoras, en los meses de pandemia se han sacrificado 3.000 cabezas de reses autóctonas, prácticamente uno de cada tres toros de los cerca de las 10.000 unidades que formaban el ganado para festejos. «Es una salvajada dejar morir y asesinar a estos animales que tienen una valía importante genética y de disfrute de los valencianos», expresa el presidente de AVA-Asaja, Cristóbal Aguado; mientras que desde la Asociación de Ganaderos de Bous al Carrer de la Comunitat Valenciana, Daniel Machancoses, lamenta que si no se reciben ayudas públicas o se reactivan los festejos «tendremos que seguir sacrificando reses».

El importe de las subvenciones demandadas ayer a puerta gayola en Les Corts no tiene una cantidad fija. Según el comunicado de las dos organizaciones mencionadas y la Unió de Llauradors i Ramaders, estas reclaman 65 euros por animal, un total cercano a los 400.000. El objetivo, explicaron los ganaderos, es lidiar con una parte de los gastos que cuantifican en cerca de un euro al día por animal en comida y bebida.

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