Lo primero que dice el presidente del Colegio de Arquitectos de la Comunitat Valenciana, Luis Sendra, es que lo ocurrido en Beirut es una negligencia con difícil traslación por la peligrosidad del nitrato de amonio y por la gran cantidad y los años que llevaba ese compuesto en el puerto libanés. Sin embargo, el funcionamiento diario hace que sí que haya lugares con concentraciones de combustibles como el propio puerto para los barcos y las construcciones ayudan a evitar posibles desgracias.

Tal y como indica Sendra, los muros de hormigón son fundamentales a la hora de poder frentar cualquier onda expansiva. «La mayoría de edificaciones no están hechas para aguantar golpes laterales, mira las valladas de algunos recintos que se acaban cayendo cuando sopla el viento», expresa el arquitecto. Sin embargo, un mayor grosor en las paredes y materiales como el hormigón pueden conseguir «canalizar como si fuera una escopeta» cualquier detonación hacia arriba.

A otro nivel, otro arquitecto, Enrique Naranjo, responde sobre si para las mascletàs los edificios valencianos necesitan algún refuerzo especial. Su respuesta es que no ya que las cantidades de las explosiones en estos espectáculos pirotécnicos no son suficientemente fuertes; no obstante, sí que puede haber «tratamientos especiales del vidrio para que no exploten». Las ventanas son los elementos más sufridos a la hora de recibir las vibraciones de las detonaciones, explica Naranjo.