Cuando hablamos de accesibilidad, cuando abordamos el tema de las barreras para personas con diversidad funcional, el imaginario colectivo dibuja escaleras y a una persona en silla de ruedas. Pero hay mucho más. La discapacidad física, psíquica o sensorial impide a muchas personas poder llevar a cabo tareas cotidianas de forma autónoma porque, antes o después, aparecen las barreras que sitúan a la persona con diversidad funcional en un plano diferente, en una situación de desigualdad y de discriminación.

La Generalitat Valenciana se ha marcado como objetivo suprimir las barreras en los edificios públicos, sobre todo en aquello que tiene relación con la atención al público. Los deberes ya están hechos. Y es que la Conselleria de Vivienda y Arquitectura Bioclimática ha realizado un estudio que documenta «las condiciones de accesibilidad en los edificios de la Generalitat Valenciana». Pero no se queda ahí. El informe plantea una solución técnica al problema detectado y calcula una cifra aproximada del coste que supondría su resolución.

La idea de realizar un estudio que supusiera una radiografía actual de la situación de la accesibilidad de los edificios públicos de la Generalitat Valenciana no es de esta legislatura, ya que surgió con el Botànic I. La que sí es nueva es la Conselleria de Vivienda que dirige Rubén Martínez Dalmau, que cogió el testigo de un proyecto y lo ha materializado en un informe que se contrató en 2019 y que ya tiene los resultados.

El estudio ha analizado 790 edificios de todas las consellerias (256 inmuebles en Alicante, 137 en Castelló y 397 en València). La secretaria autonómica de Arquitectura Bioclimática y Sostenibilidad Energética, Laura Soto, explica que «cada conselleria aportó al estudio los edificios que querían valorar y ahora ya disponen de un material que implica conocer las deficiencias detectadas, la solución que hay que llevar a cabo y el coste que implica para que cada una, en función de sus posibilidades, prioridades y planificación las vaya subsanando e incluya partidas para ello en los próximos presupuestos o en el tiempo que considere con absoluta autonomía».

El coste global de las mejoras de accesibilidad supone una inversión de 24 millones de euros, aunque Soto puntualiza que «es una estimación». Y añade: «La mejora en accesibilidad proporciona un presupuesto estimado global de 24 millones de euros, obtenido de análisis tipificado de deficiencias. Para conocer el presupuesto detallado se deben desarrollar los proyectos específicos de las actuaciones de mejora en proyectos particulares de cada edificio».

El informe que radiografía la accesibilidad de los edificios públicos detecta barreras que no lo parecen, pero sí lo son. Es decir, un baño que no cuente con las dos barras de sujeción, una rampa que no dispone de la inclinación adecuada, la sala de espera de un ambulatorio que carece de megafonía (para el paciente con discapacidad visual) o de pantalla (para la discapacidad auditiva), o un mostrador pensado para realizar la consulta de pie, pero no en silla de ruedas son barreras que solo detecta el que las sufre. En apariencia es accesible pero en realidad no lo es. Por eso, el objeto del estudio es alcanzar la accesibilidad universal.

Soluciones sencillas

Entre las conclusiones del estudio destacan los problemas relacionados con la accesibilidad que existen en los aseos (principalmente en aparatos sanitarios y accesorios, con un 24,44 %), la señalización (la principal deficiencia, con un 20,56 %) y los puntos de atención (18,64 %).

Es decir, casi el 60 % de las deficiencias detectadas se centran en estos tres puntos, que presentan actuaciones sencillas para la supresión de barreras. «La mayor parte de las deficiencias detectadas hacen referencia a mejoras de aspectos de la accesibilidad para alcanzar niveles altos y garantistas, ya que los resultados obtenidos tratan aspectos ya de detalle enfocados a permitir una atención a la ciudadanía en su conjunto», apunta Laura Soto.

Ahora bien, el 9,91 % de los edificios analizados aún presentan barreras en el acceso al mismo o en las puertas interiores (9,10 %); el 2,99 % tiene dificultades para acceder entre plantas o en la misma planta (3,74%). En los mecanismos también se han detectado barreras en el 3,52 % de los inmuebles. Además, el 2,99 % de las construcciones analizadas contaban con problemas de accesibilidad en las plazas de aparcamiento.

La radiografía, pues, ya está hecha y las deficiencias, detectadas y con solución técnica. Ahora, cada conselleria es responsable de suprimir los obstáculos en sus edificios en aras de contar con una atención al público realmente eficaz para toda la ciudadanía.

Accesibilidad universal

Las principales conselleries que aportaron edificios para el estudio son las que más atención al público reciben: Educación, Sanidad y Justicia. El estudio detecta la mayoría de deficiencias en «pequeños detalles» como aseos que no cuentan con las dos barras de sujeción o tienen el lavabo muy alto, mostradores no accesibles en silla de ruedas o falta de señalética para personas con discapacidad visual o auditiva. La accesibilidad no es solo un problema para las personas con discapacidad, ya que también afecta a las personas mayores y a situaciones puntuales.