La lista de irregularidades es inacabable. La Policía Local de Alzira clausuró en la madrugada del domingo una discoteca clandestina que carecía de las medidas más básicas de seguridad, ya sea para acoger a decenas de personas en un local sin condiciones como para evitar contagios de coronavirus. El establecimiento se encontraba en una casa rural, donde se había improvisado una barra y un escenario. A las cuatro de la mañana, cuando intervinieron los agentes, todavía se encontraban allí 85 clientes.

El gran operativo policial se llevó a cabo a una hora de la madruga en la que cualquier establecimiento debería estar ya cerrado. Las sospechas policiales se confirmaron. Era una casa rural situada a suficientes distancia de Alzira y de Algemesí para pasar desapercibida. El local ni siquiera está dado de alta como bar, pub o discoteca, aunque funcionaba como un negocio ya que estaba orientado a ganar dinero.

A su llegada al lugar, junto a la carretera CV-42 (a la altura de la ITV), los agentes se encontraron con una casa rural en un estado «deplorable» de la que sobresalía música a alto volumen y la iluminación de luces festivas. La firmeza del techo era cuestionable, así como su instalación eléctrica, con el cableado colgado por fuera del inmueble.

El lugar estaba equipado con unas cincuenta sillas y quince mesas, por las que pasaron decenas de personas. Distanciamiento social, aforo limitado y desinfección eran términos ajenos al propietario del recinto. La policía estima que a lo largo de noche la capacidad osciló entre las 80 y 100, «con varios taxis que llevaban gente», aunque contabilizaron 85 a su llegada. Buena parte de los asistentes no llevaba la mascarilla, aunque se la pusieron de inmediato al ver a los agentes. «Pero con que una sola persona estuviese afectada por coronavirus sin saberlo, se habría contagiado todo el mundo», deploraban las mismas fuentes.

No era para menos. El lugar contaba con un buen equipo sonoro y lumínico, una pista de baile que se utilizó sin remilgos (algo que no está permitido), un escenario y una barra. Las medidas de higiene brillaban por su ausencia. El único alcohol presente era el de la bebida, ya que no había de tipo higienizante. «No se siguió ninguna medida de seguridad a la hora de manipular y servir bebidas. Incluso se dio comida a los asistentes; carne, al parecer», detallaron.

Conducta irresponsable

Las violaciones de las medidas de seguridad eran la tónica dominante. Ni se repetaba la legislación ordinaria ni la aplicada por la pandemia. El local carecía de vías de evacuación y el extintor no garantizaba su correcto uso ya que no había pasado las revisiones pertinentes. Los baños se encontraban también en unas condiciones higiénicas deficientes y ni si quiera estaban conectados al alcantarillado.

«Resulta increíble que en una situación como la actual se intente hacer negocio de esta manera. Es tan irresponsable quien lo promueve como quien acude y permanece allí. No podemos tolerar que se hagan estas cosas con los esfuerzos tan grandes que estamos haciendo todos», lamentó la edil de Seguridad, Sara Garés.