El incendio de la Vall de Gallinera se ha cerrado con un balance de 158 hectáreas calcinadas y la sospecha de que pudo ser intencionado. La Guardia Civil está investigando el origen del fuego, junto a la carretera que une l'Orxa y Vilallonga y a escasa distancia de una urbanización. Las llamas han afectado a una zona protegida de alto valor ecológico, en la que destacaban los bosques de carrascas y también una replantación de pinos.

Tal como se ha venido informando, fue en la tarde del pasado sábado cuando se declaraba, en la zona de La Llacuna, el incendio que ha afectado al término municipal de la Vall de Gallinera, en la comarca de la Marina Alta. Después de más de 30 horas de lucha incansable contra el fuego y un amplio despliegue de medios de extinción, el siniestro quedaba estabilizado en la noche del domingo.

Pese a la ausencia de llamas, en la jornada de ayer el incendio continuaba sin darse por extinguido, pero sí estabilizado, y una muestra de ello es que dos vehículos de bomberos y dos unidades forestales continuaban en la zona para evitar posibles rebrotes del fuego.

También una avioneta refrescaba el área afectada con producto retardante con la misma finalidad.El coordinador en la extinción de incendios forestales del Consorcio Provincial de Bomberos, Antonio Córdoba, destacaba ayer en el lugar de los hechos las dificultades de la intervención, sobre la base de que «es una zona de muy difícil acceso que nos obligó a abrir una línea de mangueras de un kilómetro de longitud y a intervenir con decisión desde el aire. De hecho, los medios aéreos han jugado un papel esencial a la hora de sofocar las llamas».

El incendio ha calcinado 158 hectáreas de monte de alto valor ecológico, puesto que 154 estaban protegidas bien como Lugar de Interés Comunitario (LIC) o como Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA). También hay 900 metros que se encuentran situados dentro del Paisaje Protegido del Río Serpis.

Una zona repoblada con pinos

Gran parte de los terrenos afectados estaban formados por bosques de carrascas, a lo que hay que sumar una zona que fue repoblada años atrás con pinos. El resto estaba integrado por monte bajo y también algunos bancales. La inmensa mayor parte de la superficie pertenece al término municipal de la Vall de Gallinera, salvo apenas una hectárea del municipio valenciano de Vilallonga.

Los esfuerzos están depositados ahora en tratar de averiguar cual fue el origen del incendio. Existen sospechas de que pudo ser intencionado o como mínimo causado por una negligencia, toda vez que las llamas arrancaron junto a la carretera que une l'Orxa con Vilallonga, a escasa distancia además de la urbanización de La Llacuna.

Agentes de la Guardia Civil reconocían en el día de ayer el lugar en el que se inició el fuego, con el objetivo de encontrar algún indicio que pueda aportar información de interés en este sentido. El punto en cuestión, además, estaba delimitado con cintas, para evitar que nadie más se acercara allí. También había en la zona agentes de la Policía Nacional y Autonómica. La otra posibilidad apunta a un rayo que pudiese encontrarse en estado latente en el interior del tronco de algún árbol, tras la tormenta seca registrada en la zona a principios de la semana pasada.

Por otro lado, el incendio que se declaró el sábado por la tarde en el Pla de Petracos de Castell de Castells se extinguió ayer,tras arrasar 16 hectáreas mientras que en el límite con la provincia de Teruel se controló otro en Zorita del Maestrat (Castelló).