El centro de recepción de menores de Alborache ha prohibido las salidas y visitas tras confirmarse un importante brote de coronavirus entre sus trabajadores. De los 33 miembros de la plantilla, catorce se encuentran confinados en sus casas y de baja tras dar positivo en covid-19. Algunos de ellos llevan ya más de veinte días aislados desde que se detectó el primer contagio, precisamente de un auxiliar de control educativo que combina su trabajo en el centro con menores durante el día con su empleo en un local de ocio nocturno de València que tuvo que cerrar sus puertas al público por un brote el pasado 25 de julio.

Desde el Ayuntamiento de Alborache quisieron hacer un llamamiento a la tranquilidad de sus ciudadanos al asegurar que el departamento de salud de Manises, del que dependen, solo tiene contabilizados tres casos en el citado centro. La mayoría de los trabajadores que están de baja por Covid-19 figuran empadronados en otros municipios, principalmente en València, y se habrían contagiado fuera del centro. De hecho, varios de ellos trabajan una semana con los menores y durante las dos semanas que tienen libre ejercen como personal de seguridad en locales de ocio nocturno,

El citado centro de recepción fue abierto tras el cierre de las instalaciones en Buñol, a donde habían sido derivados los menores después de que la Conselleria de Políticas Inclusivas que dirige Mónica Oltra clausurara el centro de Monteolivete en 2017. El continuo cambio de ubicación no ha mejorado la situación de los menores, que en esta ocasión se han visto expuestos al coronavirus por permitir que auxiliares de control educativo (AC) puedan compaginar su trabajo con otros empleos en el ocio nocturno, donde el riesgo de contagio es mucho mayor, como están demostrando las últimas cifras de Sanitat.

En la actualidad, según las fuentes consultadas, hay internos en Alborache poco más de 50 menores, respetando así la capacidad que en años anteriores provocó serios problemas de masificación en las instalaciones de Buñol, donde algunos menores tenían que dormir en colchones tirados en el suelo por falta de plazas, como denunció en su día este periódico tras un informe de la Fiscalía de Menores.

Un menor contagiado

Por el momento la mayoría de contagiosse han producido entre el personal y fuera de las instalaciones de Alborache, según las fuentes consultadas. Aunque se ha dectectado también un caso de un menor que ha dado positivo. Para evitar que los menores puedan contraer el virus o -en caso de ser portadores- transmitirlo, se les ha prohibido cualquier tipo de salida del centro y han cancelado permisos y nuevos ingresos. Al tratarse de un centro donde los menores están en régimen abierto, esto supone un reto para los trabajadores, quienes tendrán que controlar que los menores extranjeros no acompañados (Menas) no incumplan esta medida preventiva.

A esta dificultad, teniendo en cuenta que algunos de ellos son menores conflictivos, se suma la falta de medios materiales de protección con los que cuentan los trabajadores. Según ha podido saber este periódico, la fundación que gestiona el centro apenas dota a los educadores con una mascarilla desechable para toda la semana.

Asimismo, algunos trabajadores critican el retraso en la realización de pruebas PCR a todo el personal cuando se detectó el primer caso a mediados de julio, lo que habría evitado más contagios. Este no es el único brote en centros de menores de la provincia, ya que en el de Ròtova la cifra de casos asciende ya a nueve positivos.