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Ocio

"Es indignante que se avise de un día para otro, no damos abasto"

La hostelería respeta las nuevas restricciones, pero lamentan la falta de información Se han tenido que cambiar las reservas de este fin de semana

En el restaurante El Coso, en el paseo marítimo, un camarero sirve a una mesa de turistas multitudinaria, no permitida a partir de hoy. f. bustamante

Resignación en el sector de la hostelería y la restauración. Es el sentimiento que recorre bares y restaurantes y a todo el personal, que asiste estupefacto al vaivén de órdenes y recomendaciones que emana de los gobiernos (autonómico y central) estos días.

Cuando este diario se desplazó hasta la zona de La Marina de València para sondear el ambiente entre los restauradores prevalecía la orden de la Conselleria de Sanidad del jueves, cuando Ana Barceló firmó una resolución por la cual la restauración y el ocio nocturno debía cerrar a la 1.30 de la madrugada, limitar las mesas a 10 comensales y asegurar la distancia de 1,5 metros entre clientes de mesas diferentes. Durante la visita a estos locales, el ministro Salvador Illa lanzó una nueva orden que rescribía la anterior. Se adelanta media hora el cierre de los bares y restaurantes (a la 1 de la madrugada) y todo el ocio nocturno queda cerrado. La confusión era total.

Sin margen

«Es indignante que se piense y se dicte una orden para aplicar de un día para otro, deberían dar de margen hasta el lunes. Hemos tenido que llamar a varias reservas que había para el sábado para avisarles que ya no podían ser más de 10 personas». Así se expresaba Pablo Pérez ayer, maître del restaurante El Tridente de Neptuno. A mediodía, el equipo había tenido que reconfigurar los salones: un 10 % de las mesas (cuatro) han tenido que retirarlas. El trabajo se acumula y no dan abasto.

Al ser un verano tan atípico y con una afluencia baja, no se ha contratado personal de refuerzo, por lo que la plantilla hace horas extra para llegar a todo. En el hotel Neptuno, donde se enmarca el restaurante, la ocupación de jueves a viernes era de un 40 %. El viernes, y durante el fin de semana, será del 100 %, un atisbo de esperanza para una empresa que ha pasado de servir 90 desayunos a 40 diarios por la bajada del turismo. En el caso de las zonas comunes del hotel, donde la nueva orden valenciana marca de máximo un 60 % del aforo, es el propio personal quien controla la afluencia en el salón y en la piscina y solarium, donde se han retirado buena parte de las tumbonas que hasta hace unas mesas copaban la azotea del hotel.

A solo unos metros de allí, Marina Beach calcula con una vara de 1,60 metros la distancia entre las mesas. Se aseguran 10 centímetros más de lo que marca la orden y están, en palabras del director del restaurante, Víctor Semper, a lo que digan las autoridades. En este local convergen varios tipos de ocio: el de restauración, el de bar y el de local nocturno, ya que funciona como lugar para tomar copas hasta las 3:30 de la mañana. El recorte horario supondrá «dos horas menos de facturación», según Semper. «Hay que cumplir a rajatabla las normas y medidas anti convid», reconoce Semper, quien lamenta que se ponga el foco sobre el ocio y la restauración cuando es un sector que está tomando todas las medidas de prevención.

En Marina Beach, en concreto, además de asegurar la distancia entre mesas, los geles hidroalcohólicos están por todas partes y la desinfección es constante. El público que llega hasta aquí también ha cambiado: «Si antes venía un perfil más adulto, con mayor poder adquisitivo, ahora en su mayoría son jóvenes», señala Semper. Mientras, varios comensales son atendidos en la puerta para ser conducidos a una mesa donde comer.

En el paseo marítimo, la encargada de El Coso, María Martínez, reconoce que la nueva normativa solo les perjudica por el aforo, ya que las cocinas cierran a las 23.30, cuando se deja de ofrecer cenas. La ley desmonta todas las reservas del fin de semana: anoche tenían la celebración de un cumpleaños que tuvieron que modificar para separar a los comensales de 10 en 10; hoy, una boda, pospuesta desde mayo, donde repetirán la distribución. «No se hasta qué punto está medida frena la expansión. Son familiares que se van a tocar igual», y apunta que la desinformación en el sector es total.

En Vivir Sin Dormir, un local que combina restauración y ocio nocturno, la orden del ministerio cae como una losa. Talia Orero, encargada, respira al escuchar que al menos podrán abrir para comidas y cenas. «Nosotros trabajamos sobre todo de noche y cerramos a las 3.30, ahora perderemos clientes teniendo que cerrar antes, como la restricción del tabaco, se va a notar muchísimo», lamenta.

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