El calor atrapa cuando llega el verano. En la playa y en la piscina esta sensación puede llegar a ser reconfortante porque, además, tu color de piel adopta a un tono más moreno de lo norma gracias al sol. Pero también hay que tener en cuenta que ese sol contribuye al crecimiento de microorganismos en los alimentos tras romperse la cadena del frío y provoca que los alimentos se estropeen con más rapidez.
Por ello, desde la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) apuntan que si se va a salir al campo, la piscina o a la playa, hay que llevar la comida en recipientes muy limpios y herméticamente bien cerrados. También es necesario mantener fresca la comida en una nevera portátil o en la cesta, con acumuladores o una bolsa de hielos, o refrigerarla con agua congelada.
En ese sentido, la OCU recuerda que las sobras de comida deben ir lo más rápido posible a la nevera o al congelador si se quieren aprovechar en las próximas horas, o a la basura, si no se van a utilizar. Por eso, hay que dejar los alimentos tapados, conservados y bien protegidos para evitar la contaminación por insectos, polvo y otros agentes contaminantes.
La mencionada organización también aclara que hay que evitar la contaminación cruzada: no hay que mezclar las tablas, platos o cubiertos usados de los platos cocinados con los alimentos crudos. Por ello, también sería ideal emplear distintos utensilios para cada tipo de alimento y preparación previa de platos. Al servir las salsas, ensaladas o guisos, se deben utilizar cubiertos limpios. También se debe recalentar solo la porción que se vaya a consumir. Asimismo, después de cocinar, se debe refrigerar la comida cuanto antes, no es conveniente dejarla a temperatura ambiente, ya que es a la que más rápido crecen las bacterias. Además, hay que recordar que la fruta pelada o cortada debe mantenerse en refrigeración.
Por encima de todo, la primera medida que hay que emplear es extremar la higiene personal. Es decir, antes de comer, hay que lavarse cuidadosamente las manos. En la compra de los alimentos, hay que dejar para el final los productos que necesitan refrigeración o congelación y darse prisa para volver a meterlos en frío lo antes posible.
Si se está en un lugar donde el agua no ofrece garantías, como puede ser un río o las fuentes aledañas a ellos, es mejor tomarla embotellada y evitar el hielo. En ese caso también se debe tener cuidado con las verduras frescas, frutas sin pelar y los moluscos.
La OCU también recuerda las temperaturas para conservar la comida. En el congelador, por debajo de -18 ºC. En la nevera, las carnes y pescados crudos deben mantenerse entre 1 y 4 ºC y el resto, entre 5 y 8 ºC. En general, la zona más fría de la nevera es la que está en contacto con el congelador: el estante de arriba en los frigoríficos tradicionales y, en los modelos combi, la parte donde están los cajones para las verduras o justo encima de ellos. Si se evitan las intoxicaciones alimentarias, el verano se disfruta mucho más. Solo hay que cuidar las anteriores indicaciones para cuidar la salud y aprovechar el sol.
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