La reserva paulatina de camas o el saber donde sí y dónde no hay que ingresar a un paciente positivo en coronavirus es solo una parte de los planes de actuación que los hospitales valencianos han tenido que desarrollar en estos meses. A mediados de junio, la Conselleria de Sanidad emitía unos criterios generales (basados en lo marcado por el Ministerio de Sanidad) para marcar cómo se debía de trabajar en los centros en la era postpandemia e intentar volver a esa «nueva normalidad» cuanto antes sin que los rebrotes del virus pudieran comprometer a todo un hospital. Así, desde entonces los centros han diseñado un circuito específico para los pacientes positivos y no mezclarlos con los no-covid y han establecido medidas extraordinarias como hacer pruebas PCR a todas las personas que deban ingresar (sea por el problema que sea).

Las PCR también se las tienen que hacer aquellas personas que están citadas para una operación. Normalmente deben hacérsela con 48-72 horas de antelación y tener un resultado negativo para poder entrar al quirófano. Son dos medidas para evitar que los hospitales se conviertan en focos de infección como ya sucedió durante los últimos coletazos de la pandemia en tras regiones españolas.

Además se está evitando ingresar a las personas antes de las intervenciones y se les pide que lleguen solo a los quirófanos, sin acompañantes. Tampoco se está informando ya a los familiares en persona tras concluir una cirugía. Las normas de Sanidad recomiendan que la comunicación se haga por teléfono para evitar que las salas de espera se llenen y se pide que los acompañantes se queden en las habitaciones de los pacientes.