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José Luis Escrivá: "Esta crisis es temporal"

Entrevista con el Ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones

José Luis Escrivá: "Esta crisis es temporal" fernando bustamante

Tras unos meses de vértigo por la gestión del coronavirus que estalló pocas semanas después de que fuera nombrado ministro en enero, José Luis Escrivá descansa estos días, sin despegarse del teléfono móvil y, por tanto, del trabajo, en su casa de Xàbia, donde veranea casi desde siempre. Aunque nació en 1960 en Albacete, su padre era de la vecina Cocentaina -«hasta los siete años solo hablaba valenciano»- así que sus raíces con esta tierra vienen de lejos. Este economista llegó al Consejo de Ministros desde la presidencia de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef). Ve esta etapa política como una oportunidad histórica para dejar su sello en ámbitos que son su especialidad.

¿Le han atizado mucho por posar con Ximo Puig

Fue una comida privada que ofreció al alcalde en una cabaña de pescadores y al salir alguien hizo un foto de recuerdo. Lo sentimos mucho.

El PP pide al Gobierno que deje las vacaciones ante los rebrotes. ¿Está realmente de vacaciones o el teléfono no deja de sonar?

Estamos activados constantemente. Los equipos siguen trabajando y el seguimiento que estamos haciendo es continuo.

¿Qué nota le pondría a la convivencia en el Gobierno de coalición, usted que ha tenido algún desencuentro público, por ejemplo con Pablo Iglesias

Dado que España es la primera vez que tiene un gobierno de coalición en democracia y que era una experiencia que tenía sus incertidumbres, hay poner una nota alta.

¿Pese a los encontronazos?

Yo no he tenido encontronazos con Pablo Iglesias. En el tema de la renta mínima, dimos una rueda de prensa y alguna entrevista conjunta. Creo que ha habido mucha sintonía.

¿Benefician al bloque socialista del Gobierno los apuros judiciales de Podemos por la financiación del partido?

No es una buena noticia.

¿Por qué la pandemia ha vuelto en España con más fuerza que en otros países europeos?

Creo que en España se están detectando más casos y se está siendo muy eficaz. Por ejemplo, un dato. En España, por cada cien PCR que se hacen se detectan 7, en Italia, 1. En España lo que está ocurriendo es que se está siendo muy eficaz a la hora de focalizar bien los PCR y en los procesos de rastreo para buscar los casos que hay que aislar.

Pero en la cuestión de los rastreadores hay autonomías en las que existen algunos déficits importantes, a pesar de que ya se sabía que esto iba a suceder.

Con este tema de la pandemia, hay muchísima desinformación. Yo de nuevo me atengo a los resultados, que en España en este momento está habiendo muchísima efectividad del rastreo y la clave está en la bajísima letalidad que se está produciendo. Estamos haciendo entre 45.000 y 50.000 PCR con un nivel de detección significativa y una letalidad bajísima, lo que quiere decir que el proceso de rastreo está funcionando muy bien.

El estado de alarma generó críticas airadas de algunas autonomías por la pérdida momentánea de competencias. Cuando las recuperaron, la gestión de muchas de ellas está siendo en algunos aspectos deficiente, como se ha demostrado con la falta de rastreadores. ¿Tiene una explicación?

El encaje competencial entre las comunidades autónomas y la Administración central no está bien acabado. Y, sobre todo, no está bien acabado en un aspecto que es muy importante, que es los mecanismos de coordinación y de cogobernanza. En España, «Esta es mi competencia. Esta es la mía». Pero las competencias siempre tienen áreas de confluencia. Ahí es donde no tenemos bien engrasados en España los mecanismos para que el trabajo conjunto y la lealtad institucional funcionen bien. Esto lo hemos identificado desde hace tiempo y se ha manifestado en la pandemia.

¿Y cómo se puede solucionar?

Pues mejorando los mecanismos institucionales de funcionamiento que debe haber en un Estado cuasi federal como es el nuestro. Por ejemplo, debería mejorarse mucho el funcionamiento de las conferencias sectoriales.

¿Se atreve a hacer un pronóstico sobre cuándo superaremos esta crisis?

No. Es muy mala época para hacer pronósticos. La incertidumbre es muy grande sobre la secuencia temporal. Es decir, que una vacuna esté disponible tres o cuatro meses antes, es decisivo. Y hay otros elementos. Por ejemplo, este segundo rebrote ha llegado antes de lo que esperábamos, pero está siendo mucho más benigno de lo que pensábamos que iba a ser. Así que hay elementos que nos están sorprendiendo constantemente y por eso es muy difícil hacer previsiones, porque el impacto económico es muy grande. En esta crisis, lo más importante es hacer un seguimiento continuo de la información según va llegando y evaluar respecto a tus expectativas.

¿Qué daños estructurales va a provocar la covid-19 en la economía española?

Espero que muy pocos. Hay una percepción cada vez más clara de que esta es una crisis de naturaleza temporal y, por lo tanto, si los agentes económicos interiorizan que es una situación temporal, de incierto fin pero temporal al fin y al cabo, no debería haber daños graves, porque estamos protegiendo rentas y tejido industrial con los mecanismos de política económica que se están desplegando y se seguirán desplegando. No deberíamos tener impactos permanentes. Ahora bien, en toda crisis hay siempre un elemento de rec0nversión. Para el que llegó débil a la crisis, probablemente sea el momento de rehacerse e iniciar otro tipo de actividad. Va a haber una cierta reestructuración que no creo que va a ser masiva ni de un gran calado. Pero probablemente sí que permita que aquellas partes de la economía que eran ya menos productivas se puedan reconducir hacia áreas que sí lo son. Hay que aprovechar esta situación para una reestructuración de recursos de capital y de trabajo, que los menos productivos puedan reajustarse hacia áreas más productivas.

¿Cuáles?

Vamos a tener una demanda muy fuerte en todo lo que es economía de cuidados y digitalización, en todo lo que tiene que ver con las energías renovables, la transición a una vida más sana... Todo esto va a demandar muchos puestos de trabajo y tenemos que estar preparados para que la economía sea lo suficientemente flexible como para desplazar recursos hacia estos sectores. De alguna forma ya lo hicimos en la crisis anterior. España, por ejemplo, tenía una enorme dependencia de la demanda interna, sobre todo la construcción. Bueno, cuando uno mira en perspectiva, la economía ha sido bastante más flexible de lo que pensábamos y la redirección de recursos económicos, de trabajadores, de empresas hacia el sector exportador es evidente.

En la crisis de 2008, los malos de la película fueron los bancos y la construcción. Demasiados huevos en el cesto del ladrillo. Ahora es el turismo. Demasiada dependencia de esa actividad. ¿Qué hacemos?

Se podría hacer esa analogía, pero no creo que sea muy oportuna. En el caso de la construcción es evidente que se estaban construyendo y haciendo muchas más casas de las que harían falta y además a unos precios completamente desorbitados. No creo que la oferta turística en España esté sobredimensionada para condiciones normales. Esto tiene un carácter mucho más sobrevenido, inesperado, que aquella crisis. Aquella fue autoinfligida en parte por nuestros propios excesos, combinados la construcción con el sistema financiero, y nos llevaron a amplificar la crisis y que fuera tan dolorosa y tan larga. Ahora, la verdad es que el sector turístico ha tenido mala suerte por la naturaleza de la crisis, que es muy distinta a la anterior. Esto nos permite ser optimistas respecto a que su impacto sea mucho más temporal.

Pero se cuestiona el peso del sector turístico en el PIB. Es algo de lo que se viene hablando hace tiempo, del exceso de sol y playa...

Lo que deberíamos tener es quizás más diversificación y más sectores, pero no necesariamente menos turismo. No se debe renunciar a eso, sino que se debe potenciar y tener un público de más calidad. Lo que hay que hacer es tener más de lo otro, pero no a costa de.

Una clave va a estar en la resistencia del sistema financiero. Existe un temor claro a que se dispare la morosidad tras el verano.

Yo tiendo a pensar que no, precisamente porque esta crisis va a tener una secuencia temporal bastante limitada. No debería extenderse más allá del período en que haya una vacuna y los tratamientos estén generalizados. La recuperación que estamos viendo ya durante este tercer trimestre es muy significativa. A principios de mayo había casi tres millones y medio de personas en ERTE y un millón de personas despedidas. En este momento, ya hemos recuperado a más del 75 % de los trabajadores en ERTE y en torno a la mitad de los despedidos. Se está recuperando a un ritmo bastante sostenido. Y eso que todavía estamos en medio de rebrotes y que todavía la fecha de la vacuna no es fija, aunque creemos que será a final de este año. Todo esto ayuda. En economía hay mucho de expectativas. La clave de que esto sea así es que en este momento España tiene una prima de riesgo bajísima. Nos estamos financiando a tipo cero hasta cinco años. En la crisis de 2012, la prima de riesgo estaba por encima de 600 puntos básicos. El problema de liquidez que hubo en la anterior crisis generó mucha morosidad. Ahora mismo no hay un problema de liquidez, ni creo que lo vaya a haber.

¿Se van a prolongar los ERTE más allá del 30 de septiembre? Y, si es así, ¿beneficiarán a todos los sectores o se centrarán en los que, como el turismo, se acercan al desastre tras un verano muy malo?

Lo que estamos viendo es que ese 25 % de trabajadores que sigue en ERTE cada vez está más concentrado en cuatro o cinco sectores. El diálogo social lo retomamos el 4 de septiembre con el objetivo claro de poner el foco en los sectores que más se están viendo afectados, porque son los que más dependen de la demanda internacional de servicios turísticos. Son los alojamientos, agencias de viaje y el transporte marítimo como los cruceros. Y también el ocio nocturno.

¿Qué balance hace de los primeros meses del Ingreso Mínimo Vital?

Tendremos que hacerlo a finales de septiembre. Nos dimos un periodo de tres meses para reconocer todas las prestaciones que se generaran en este período. Es en ese momento cuando podremos ver, porque ahora hemos reconocido unas 80.000, un 10 % de las 750.000 peticiones que hemos recibido. Sabemos que muchas de ellas, sobre todo las que llegaron al principio, no cumplen los requisitos. Y hay muchas que hemos pedido que completen la documentación. Por tanto, no me atrevo a hacer un juicio definitivo.

¿Tendrá capacidad el Estado para soportar tanto gasto?

Sí, porque es temporal. El aumento de deuda pública va a ser importante y significativo, pero es un aumento de una vez y para siempre.

El Banco de España acaba de hacer un análisis sobre las pensiones cuyo resumen es que los jubilados cobran más de lo que aportaron. Son recurrentes las informaciones interesadas sobre el colapso del sistema público para que los ciudadanos contraten pensiones privadas cuyo retorno en su mayoría es escaso, especialmente si uno tiene poco dinero. ¿Qué opina usted?

El sistema de pensiones es absolutamente sostenible. La investigación que hizo la Airef en su día pone de manifiesto, en las comparaciones internacionales, que España tiene un sistema de pensiones no precisamente en la parte más generosa.

¿Para cuándo la reforma?

Ha habido cuatro reuniones del Pacto de Toledo durante julio muy discretas, de las que no se ha hablado en público y en ellas se ha avanzado bastante. Probablemente en septiembre puede haber noticias. Hace año y medio hubo un texto que estuvo a punto de ser acordado. El Pacto de Toledo actual está trabajando sobre la base de aquel texto sobre el que había gran acuerdo, con lo cual yo creo que deberíamos esperar razonablemente un acuerdo muy rápido.

Fue Podemos el que rompió el pacto en 2019.

Hubo distintas posiciones en ese momento. Creo que es un tema un poquito más complicado.

En cada reforma de las pensiones, se alarga la edad jubilación, pero el mercado laboral está expulsando, por demasiado caros, a los trabajadores que se acercan a los sesenta años. ¿Cómo se compagina una cosa con la otra?

En España tenemos un problema de políticas activas de empleo que hay que mejorar. Hay que saber, sobre todo en personas de esa edad, cómo conseguir cambiar sus habilidades y sus capacidades de reincorporación al mercado de trabajo. Esta es una asignatura pendiente.

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