La atención de necesidades básicas, como alimento, ropa, algún tipo de asistencia sanitaria, ayuda de traductor e información sobre el lugar al que han llegado son las primeras peticiones que hacen los polizones al arribar a puertos como el de València. «No es un viaje programado en el que sé adónde voy y adónde bajo», según ha detallado el director de Socorros y Emergencias de Cruz Roja en la Comunitat Valenciana, Javier Gandía, quien subraya que «cuando uno monta en una patera o un contenedor, el nivel de desesperación es muy grande» porque se juegan la vida.

Así lo asevera Gandía para explicar el tipo de intervención que realiza esta entidad cuando llegan polizones al Puerto de València. En el último mes, en al menos un caso no han llegado a intervenir: dos polizones se arrojaron el 7 de agosto al agua desde el barco y fallecieron ahogados. A la semana siguiente se localizaron otros dos muertos en el interior de un contenedor, en el que iban junto a tres personas, al parecer de origen argelino.

El responsable de Cruz Roja explica que los polizones que son localizados con vida llegan desorientados por el viaje y por lo desconocido de su destino. En estos casos, hay un primer sentimiento de «felicidad» que se mezcla con la incertidumbre de no saber qué va pasar a partir de su desembarco y cuál va a ser su futuro.

El director de Socorros y Emergencias de Cruz Roja en la Comunitat Valenciana apunta que la labor que la organización presta en estos casos se enmarca en la atención y ayuda humanitaria y detalla que se trata de una «situación específica» dado que hay una normativa y protocolos e interviene la Policía.