La Conselleria de Sanidad confía en su capacidad actual de rastreo y en poder aumentarla si fuera necesario, con lo que dejan como último recurso el aceptar la oferta del Gobierno central de incorporar rastreadores del ejército para mejorar la detección precoz del coronavirus y el mapeo de contactos. Esta es al menos la respuesta ofrecida a este diario ayer miércoles aunque a mediodía el president de la Generalitat, Ximo Puig, no cerraba del todo la puerta a la oferta de Sánchez: se haría «si es necesario en momentos determinados» aunque dicho escenario «no se ha evaluado aún».

Desde Sanidad defienden así el trabajo que están realizando los 1.247 rastreadores que, según la administración, se han incorporado a los equipos de Atención Primaria para hacer los rastreos de casos. De hecho, desde Sanidad, antes de recurrir al ejército, aseguran que valorarían incorporar más rastreadores de forma autónoma «en función de la evolución de la pandemia».

El cerrar la puerta a una ayuda externa de este calibre podría ser un problema sobre todo si se mantienen las dificultades para contratar a profesionales sanitarios que vienen denunciando desde hace semanas trabajadores y sindicatos. Desde los centros de salud han denunciado que este verano no se ha incorporado todo el personal que se quería contratar para suplir vacaciones y reforzar consultas, simplemente porque las bolsas están agotadas -algo reconocido por la propia consellera Ana Barceló-. Con este panorama, en muchos centros, los rastreadores que sí han llegado están supliendo bajas o vacaciones de compañeros y el trabajo propiamente de rastreo se hace entre todo el equipo de médicos y enfermeros de los centros de salud al no haber equipos externos dedicados en exclusiva, lo que está colapsando el sistema.

Esta tensión, ya denunciada por pacientes y trabajadores, se está agravando en las últimas semanas con el aumento de casos hasta el punto de que se está retrasando el tiempo hasta que los pacientes que son covid-19 reciben el diagnóstico. Han sido varios los pacientes que han denunciado el llevar varios días en espera de los resultados de sus pruebas y médicos de Familia consultados por este diario certifican que las pruebas no tardan demasiado pero las agendas están tan llenas que no pueden con todo.

De hecho, los informes de situación que hace semanalmente el Instituto de Salud Carlos III del Ministerio de Sanidad dan cuenta de este desfase. En la semana del 13 de agosto pasaban de media 3 días desde la aparición de los síntomas hasta que el paciente tenía el diagnóstico con un intervalo de 2 a 5. Una semana después, la media era ya de 4 días y el intervalo había crecido hasta los 6 días. Con estos datos, la valenciana era la región que más tardaba en dar el diagnóstico junto con Aragón.

Retraso de PCR por los reactivos

La consellera de Sanidad, Ana Barceló, justificó ayer este empeoramiento de los tiempos de respuesta por las «tensiones» en el mercado, que están complicando la adquisición de los reactivos «con la rapidez que nos gustaría». Teniendo en cuenta la importancia de la detección precoz, Barceló apeló ayer a una reunión con los laboratorios para tratar de desatascar el tapón, resolver las complicaciones en la compra de reactivos y dar más agilidad al sistema. El president Ximo Puig, por su parte, defendió que la prospección por PCR que se está realizando es «altísima».

La consellera insistió ayer nuevamente en que esta alta tasa de PCR realizada explicaba el aumento de positivos como el registrado el martes con 772 nuevos contagiados en 24 horas. A este respecto, recordó que no se podía comparar la situación con lo peor de la pandemia porque el sistema sanitario ahora «no está tensionado» en hospitalizaciones ni ingresos en UCI, y aún debía de comprobarse el impacto de las últimas medidas adoptadas en la evolución de los brotes.