Pasará tiempo hasta que se sepa realmente cuántas personas han fallecido durante esta pandemia. Los registros oficiales con los últimos datos del viernes hablan de 1.509 víctimas en la Comunitat Valenciana y 29.011 en toda España pero ahí no están incluidas las personas fallecidas sin tener la prueba PCR y tampoco las personas que han muerto, no directamente por la covid-19, la enfermedad respiratoria que desencadena el coronavirus, sino por su simple aparición y el colapso sanitario a todos los niveles que llevó aparejado. Lo llaman «mortalidad indirecta» y todavía, pese a haber pasado ya tres meses de los peores momentos de la pandemia, nadie le ha puesto el cascabel al gato de las cifras.

Los urgenciólogos y los epidemiólogos entre otros expertos lo tiene claro: hay toda una bolsa de personas que en lo peor de la crisis sanitaria murieron «por el coronavirus» pero muy posiblemente sin haber contraído el coronavirus. Se trata de aquellos pacientes crónicos que tardaron un poquito más en acercarse al hospital cuando se les empezó a complicar su patología o aquellos sin problemas previos pero que tuvieron un proceso agudo repentino. Ese dolor en el pecho al que no le dieron la relevancia que tenía por miedo a acudir a un hospital «plagado» de coronavirus.

«En todos los servicios de Urgencias se siguió un patrón muy similar durante la pandemia. Las urgencias no relacionadas con el coronavirus bajaron un mínimo de un 30 %, porcentaje que llegó en algún caso al 40 o 45 %», reconoce Javier Millán, jefe de Urgencias del Hospital La Fe y presidente de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias, Semes, en la Comunitat Valenciana. Ciertamente, durante la pandemia y a causa del confinamiento, las urgencias y las muertes por accidentes de tráfico, por ejemplo, descendieron abruptamente, pero eventos como accidentes cerebrovasculares (ictus) o ataques al corazón no dejaron de producirse, pero a las puertas de Urgencias «no llegaron con la misma frecuencia», reconoce Millán.

Soportando el dolor

Mientras parte de los eventos más graves, directamente no llegaron, en Urgencias también se detectó que algunas patologías llegaban «más avanzadas» con los problemas que esto generaba. Así, por ejemplo, «sí hemos visto más perforaciones en lo que, tratado a tiempo serían apendicitis normales o cardiopatías que llegaban con insuficiencias más complicadas porque se habían esperado demasiado. Sí hemos visto a una bolsa de pacientes con procesos avanzados que en condiciones normales hubieran venido antes. Cuando nos contaban que se habían aguantado con el dolor te tocaba la fibra sensible».

El problema de base, en muchos casos, fue el miedo al contagio. «Éramos el único punto de acceso presencial al sistema sanitario y durante semanas gran parte de los pacientes que entraban eran covid-19 y las personas inmunodeprimidas, con problemas oncológicos o de corazón tenían miedo a venir y se esperaban hasta que no podían más», explica el doctor Millán.

1.456 muertes «de más»

Bien por miedo a ir al hospital o por imposibilidad de ir, los expertos asumen que hay una parte de fallecidos en esos días que cuadran en estos perfiles. Casos como estos, aún por cuantificar, son parte de ese exceso de mortalidad que las estadísticas oficiales registraron durante los peores días de la pandemia.

Según el sistema de Monitorización del Exceso de Mortalidad por todas las causas (MOMO) del Ministerio de Sanidad, del 20 de marzo al 19 de abril, en plena pandemia, en la Comunitat Valenciana murieron un 37,6% más de personas de las esperadas. Según los registros civiles, se notificaron 5.332 muertes, cuando las «esperadas» en comparación con el mismo periodo de otros años eran 3.876. Por lo tanto, hubo un «exceso» de 1.456 personas que no se esperaba que murieran. El mayor impacto se registró en los mayores de 74 años, franja de edad en la que el exceso de mortalidad se dispara al 40,2 %.

Por esas fechas, a 19 de abril, el registro «oficial» de muertes por covid-19 en la Comunitat Valenciana hablaba de 1.084 personas. Hay por lo tanto, una bolsa de 372 valencianos que pudieron morir enfermas en casa probablemente con el coronavirus pero sin una prueba de laboratorio que lo confirmara, además de los casos agudos o crónicos que se complicaron y que nunca llegaron a Urgencias. Y todo teniendo en cuenta que se registraron menos fallecidos por otras causas como accidentes de tráfico.

Desde la Semes-CV, el doctor Millán reclama un análisis exhaustivo de ese exceso de mortalidad para saber en qué se falló durante la pandemia con esos pacientes que no quisieron ir a Urgencias o no pudieron llegar. «Tenemos que aprender muchas lecciones y estar prevenidos por si vuelve a ocurrir».

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