Ir al colegio sigue siendo, a ojos de los ciudadanos, una actividad de «riesgo». De hecho, se sitúa en el podio de actividades que generan más peligro de contagio para la población, según la última actuación de la encuesta elaborada por el grupo de trabajo Data Science for covid-19, dirigido por la comisionada de la Presidencia para la Estrategia Valenciana para la Inteligencia Artificial, la ingeniera Nuria Oliver. El estudio revela que solo el 27 % de los encuestados creen que ir a un centro escolar puede considerarse una actividad de «bajo riesgo», sólo superada por viajar en avión y acudir a una iglesia. Esta es la percepción de la población a escasos días de que las aulas de la Comunitat Valenciana vuelvan a abrir sus puertas tras casi medio año cerradas tras decretarse el estado de alarma a mediados del mes de marzo.

Pese a que los datos no son buenos, son algo mejores que hace unos meses. Según la última actualización de los datos, fechada a 27 de agosto, la evolución ha sido favorable con el paso de los meses (en mayo, apenas un 8% de los encuestados la veían de «bajo riesgo»), aunque todavía queda mucho para que sea considerada una actividad que ofrezca confianza, como por ejemplo realizar deporte de manera individual (en torno a un 75 % de la población la consideran segura), seguida de acudir a un pequeño comercio, a la peluquería, al hospital y a la playa. Tras las cinco actividades que los ciudadanos ven más seguras figura tener invitados en casa, acudir a una terraza de un bar o a un restaurante, subir al transporte público o ver una película en el cine. A continuación, ya figuran las tres actividades que generan más desconfianza entre los ciudadanos: ir a un centro escolar (27 %), acudir a una iglesia (apenas el 15 % la consideran segura) o viajar en avión (sólo para el 13%, aproximadamente de los encuestados).

Centrando el foco en la vuelta a la actividad docente presencial, tras seis meses de curso «online» y de vacaciones, la percepción de que los colegios no son seguros frente a los contagios ha estado presente desde el primer día, aunque ha ido mejorando poco a poco, aunque a un ritmo muy controlado. Los primeros datos, de principios de mayo, señalaban que solo el 8 % de los encuestados consideraban que ir al colegio era una actividad de «bajo riesgo». Las cifras fueron mejorando, paulatinamente, hasta que la curva llegó al 16% la primera semana de junio.

Eso sí, coincidiendo con la «nueva normalidad», es decir, con el fin del estado de alarma, la tendencia sufrió un revés, al caer las cifras hasta un 11 %, lo que suponía devolver la percepción a mediados de mayo.

Tras ese «traspié», la tendencia recuperó su ritmo de mejora, estancándose eso sí en el 18 % de la población durante dos semanas consecutivas. Luego llegó un «zig-zag», con subidas que se contrarrestaban con un empeoramiento de las sensaciones, hasta que a mediados de agosto la cifra alcanzó su máximo, un 27% de la población. Una referencia que sigue muy lejos de las actividades mejor «vistas» por los ciudadanos ante los rebrotes de coronavirus.