Un grupo internacional de especialistas, con participación de la Universitat de València, y agrupados en los proyectos LIGO y Virgo, revelaron nuevas e inesperadas población de agujeros negros, con la detección de un sistema binario «extraordinariamente masivo» fusionándose: dos agujeros negros de 66 y 85 masas solares, que generaron un agujero negro final de 142 masas solares.

Según informó la institución, este agujero negro remanente es el «más masivo jamás detectado con ondas gravitacionales». Se sitúa en un rango de masas en el que un agujero negro no ha sido observado nunca antes, ni a través de ondas gravitacionales ni con observaciones electromagnéticas.

Además, los dos agujeros negros iniciales se sitúan en un rango de masas en el cual su presencia «se considera, en teoría, imposible, y podría por tanto ayudar a mejorar la comprensión sobre las etapas finales de la vida de las estrellas masivas».

Según la UV, «batir el récord de masa de las detecciones en los períodos de observación de Virgo y LIGO es sólo una de las varias características especiales que hacen de esta detección una fusión excepcional y un descubrimiento sin precedentes».