«Normalidad absoluta». Con esas dos palabras definió la dirección del colegio Les Eres, en l´Ènova, la jornada lectiva de ayer tras conocerse que media docena de alumnos había estado en contacto directo con el párroco, positivo por Covid-19 confimado, durante la celebración de sus comuniones. Sus pupitres estarán vacíos, pero el centro no ha paralizado su actividad. Entre los padres hay una cierta preocupación, pero lo ocurrido no ha generado alarmismo dentro de la comunidad educativa. «La gente está preocupada, pero no más de lo que estamos todos por esta pandemia. A lo largo de la mañana no ha llamado nadie expresando su desasosiego por lo ocurrido», detalló la dirección del centro escolar. «En la escuela se ha trabajado con mucha precaución siempre. Hay entradas y salidas diferenciadas, existen espacios separados en el patio y también hay material protector y termómetros», destacó el alcalde de la localidad, Tomás Giner. Asimismo, la dirección del centro subrayó que el personal docente se ha preparado y se ha asesorado para afrontar con las máximas garantías posibles el curso académico. Tras realizarse la prueba pertinente, los niños deben permanecer aislados y, en ningún momento, pueden regresar a las aulas sin conocer los resultados de la prueba. El resto del alumnado ha proseguido la actividad docente.

Alrededor de 130 personas se encuentran confinadas tras la ceremonia oficiada el domingo por el párroco de l´Ènova y Sant Joanet, que dio positivo por coronavirus dos días después de oficiar una comunión con seis niños, como adelantó ayer en exclusiva Levante-EMV. Un mismo episodio de posibles contagios se ha tratado de forma diferente en zonas dentro de la misma área de salud: los vecinos de l´Ènova, donde se celebró la comunión, acudieron ayer en masa al centro de salud de la Pobla Llarga para someterse a los correspondientes test PCR, mientras que los de Sant Joanet han recibido la orden de permanecer aislados durante diez días y no se realizarán las pruebas diagnósticas hasta finalizado ese plazo, a no ser que presenten síntomas antes. Dos largas hileras de vehículos en los alrededores del centro de salud de la Pobla Llarga delataban lo que ocurría. Aproximadamente, unas cien personas estaban citadas en la mañana de ayer para realizarse los correspondientes test PCR tras asistir a la ceremonia que ofició el párroco de Sant Joanet y l´Ènova. Según fuentes consultadas, el sacerdote se realizó las pruebas el lunes y obtuvo el resultado positivo la noche del martes, momento en el que avisó a las autoridades municipales para que activaran marcha el protocolo sanitario. Entre las personas que acudieron al centro de salud se encontraban, mayoritariamente, vecinos de l´Ènova, aunque también lo hicieron algunos de la Pobla, Manuel y Rafelguaraf.

Todas estas personas deben permanecer confinadas catorce días, incluso si el resultado de su prueba es negativo. Así lo dicta el compromiso que firman. No ha ocurrido lo mismo con las cerca de treinta personas de Sant Joanet que han tenido contacto con el sacerdote desde el pasado viernes. Este pequeño municipio tiene en Castelló el centro de salud de referencia. Éste ha dictaminado que los sospechosos deben permanecer aislados diez días, momento en el que se realizarán las pruebas. Únicamente se podrá acortar este plazo si aparece sintomatología compatible con la covid-19. Se trata de una decisión que ha generado cierto malestar entre los vecinos, tal y como explicó ayer el alcalde, Santiago Enguídanos: «La gente nos está colapsando los teléfonos porque no entiende que a los de un pueblo sí les hagan las pruebas y a los del otro no. Algunos vecinos han optado por hacérselas por su cuenta», indicó, mientras señalaba que ha solicitado que se realicen también PCR . El alcalde de l´Ènova, Tomás Giner, señaló que el miércoles había «mucha confusión y nerviosismo» en el pueblo -de apenas 900 habitantes- y ayer la población estaba «más tranquila» aunque con «una calma tensa» a la espera de los resultados. Una brigada de limpieza desinfectó la parroquia de l´Ènova por la mañana.