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El temporal que cambió Ontinyent

Se cumple un año desde la DANA, un episodio de tempestades cuyo eco aún resuena y que ha motivado un cambio en la política urbana

Vista actual de Cantereria, que próximamente se convertirá en un parque inundable. Perales Iborra

Ontinyent inauguraba el pasado sábado una exposición fotográfica en la Casa de la Cultura del municipio: #DANAOntinyent, una muestra con alrededor de un centenar de imágenes de particulares y medios de comunicación realizadas en la segunda semana de septiembre del 2019, la del peor temporal en la historia de la localidad. El año que ha pasado desde entonces ha sido protagonizado por la pandemia del coronavirus, un evento de unas dimensiones históricas y globales nunca vistas junto al que todo queda empequeñecido; sin embargo, los vecinos y vecinas de Ontinyent que asistieron a recordar el temporal del año pasado aún sintieron un escalofrío que les recorría la columna al observar las imágenes de la catástrofe. Tal es la entidad de una tempestad de la que aún resuenan sus ecos -la reparación de sus destrozos aún no ha terminado- y que ha motivado incluso una reformulación del urbanismo en la localidad. La gota fría se desató con toda su fuerza sobre la Comunitat Valenciana a partir del miércoles 11. Veinticuatro horas después, el pluviómetro de Ontinyent registraba una precipitación de 296,4 litros por metro cuadrado, cantidad que pulverizaba todos los registros desde el año 1917 y que provocó el desbordamiento del río Clariano a su paso por la capital de la Vall d´Albaida. El agua barrió la localidad, inundó el barrio de la Cantereria (donde tuvieron que ser rescatadas 44 personas), destrozó caminos y puentes y dañó el colector de aguas, que durante días estuvo vertiendo residuos sobre el lecho del Clariano. Se cuantificaron daños por valor de 15 millones de euros. Las administraciones no tardaron en socorrer la localidad. Menos de dos semanas después del temporal, el Consell comprometía 5 millones para un nuevo colector. A esta le han seguido más ayudas y actuaciones de reparación, que siguen desarrollándose y completándose a día de hoy. No obstante, para retomar este viaje no basta con parchear los agujeros: hay que renovar todo el barco. «Hay que adaptar la ciudad a la nueva realidad», subrayaba el alcalde, Jorge Rodríguez, el jueves en la presentación de #DANAOntinyent; el proyecto de reconversión del barrio de Cantereria en un parque inundable es la muestra de la introducción de una nueva mentalidad en la ordenación urbana, adaptada para minimizar los efectos de las nuevas tempestades.

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