No es el dinero lo que le preocupa a Vicente Tortajada, ya que «yo me apaño con lo que tengo y me sé administrar, aunque toda ayuda es buena. Lo que necesito es una vivienda que pueda pagar». Por ello, aunque agradece la ayuda económica que quieren prestarle algunos vecinos que han llamado a Levante-EMV tras conocer su historia, asegura que lo que precisa es de una vivienda que pueda pagar con los 638 euros que cobra de pensión.

No la encontró hace dos años ni la encuentra ahora. Un piso sin lujos en el barrio donde vive ahora en un trastero de 16 metros cuadrados (Nou Moles) supera la pensión que cobra. Lo más asequible que ha encontrado es una habitación por casi 300 euros en municipios del área metropolitana de València.

Sin embargo, no quiere desprenderse de las pocas pertenencias que tiene. «¿Y si me vuelvo a ver en la calle? Al menos mantener las pocas cosas que tengo», explica a este diario. Vicente precisa de una vivienda social ya que los precios le alejan del mercado libre. Sin embargo, no la ha solicitado a la Administración, ni sabe cómo hacerlo. Tampoco ha acudido a los servicios sociales, ni a los de Meliana (que es donde está empadronado tras ser desahuciado de su vivienda) ni a los del barrio de Nou Moles, que es donde reside. «Nunca he pedido nada y me da apuro hacerlo», asegura.

Colapso en la asistencia

Desde el PP exigieron una «reacción inmediata» del Ayuntamiento de València que a día de hoy (por ayer) no se había producido. «Son situaciones sangrantes, que nunca deberían quedar sin respuesta e intervención por parte de los Servicios Municipales». «Estos casos de abandono son la punta del iceberg de una triste realidad latente en nuestra ciudad ante el colapso de las políticas de asistencia social del ayuntamiento y la Generalitat», criticó la concejala popular Marta Torrado, quien instó al gobierno local Compromís-PSPV a que haga «un seguimiento de este caso de forma inmediata».