Vicente Tortajada lleva dos años viviendo en un trastero. Cuando Levante-EMV publicó su caso el pasado lunes, el hombre aseguraba que no había acudido a Servicios Sociales porque pensaba que no tenía derecho a recibir ayuda alguna al percibir su pensión de jubilación. Sin embargo, con su nómina como pensionista (de 638 euros) no puede pagar una vivienda de alquiler en el mercado libre y hace dos años, cuando fue desahuciado por última vez de un piso en Meliana, Vicente convirtió un trastero de 16 m2 en un hogar. Por ese espacio paga 210 € al mes. Una cuantía similar es la que puede pagar por el alquiler de una vivienda pero eso solo lo permite una renta social. Aunque Vicente, de momento, ni la ha tramitado. Vicente asegura que lo más «asequible» que ha encontrado es el alquiler de una habitación por casi 300 euros en municipios del área metropolitana. Sin embargo, ese espacio no permite guardar las pocas cosas que tiene. «No quiero perder mi cama, por ejemplo, por si me vuelvo a ver en la calle, así que tendría que mantener el pago del trastero y eso ya es imposible porque me planto en 500 € de gasto entre la habitación y el trastero.

¿Dónde guardas tus cosas en una habitación que cuesta casi 300 euros? Los precios están imposibles», afirma. La administración cuenta con ayudas y recursos para Vicente como la Renta Valenciana de Inclusión o el Ingreso Mínimo Vital. Sin embargo, los Servicios Sociales de Nou Moles se pusieron en contacto con Vicente ayer mismo, para darle una cita de «urgencia» para hoy, a las 13 horas. «Me han dicho que los viernes es el día que reservan los servicios municipales para atender casos urgentes como el mío», apunta el hombre. La llamada, además, se produjo mientras Vicente estaba en los Servicios Sociales de Meliana, ya que él pensaba que era allí donde le debían atender , pues era en ese municipio donde se empadronó. Sin embargo, en este municipio de l´Horta Nord le informaron de que «ya no estoy empadronado allí porque el dueño de la vivienda en la que estaba cambió el padrón y ahora no consto en ninguna parte», explica a este diario. Hasta la publicación de su historia en Levante-EMV, este hombre estaba fuera del circuito asistencial de la Generalitat. La Administración desconocía su situación y numerosas televisiones se han hecho eco de la noticia. El hombre recoge la comida a diario en El Puchero, una entidad social. Sin embargo, lo hace desde hace pocos meses y ahora necesita una serie de documentación para poder continuar en ese recurso.