Un total de 1.690 personas se dieron cita ayer en Feria València para optar a una de las 106 plazas ofertadas por Ferrocarrils de la Generalitat Valenciana (FGV). Además de ser una convocatoria más que esperada, ya que aúna la oferta de plazas de 2017, 2018, 2019 y 2020, fue anecdótica por ser la primera gran prueba a la función pública valenciana que se celebra en la Comunitat tras el estado de alarma. Realizar una oposición en tiempos de covid-19 añade ciertas molestias a los nervios e inquietudes por enfrentarse a una prueba de ese calibre. Ayer, además de las comprobacines obvias de DNI, hubo que someterse a un control de temperatura en el acceso al recinto, limpiarse las manos con geles hidroalcohólicos y llegar a la hora asignada para que hubiera una entrada escalonada. Aunque por parte de la organización todo estaba claro, pareció inevitable que se formara una aglomeración en el acceso. «Todas las medidas han sido correctas», aseguraron Eugenio y Sonia a su salida del examen. Fueron de los que más pronto abandonaron el aula, alrededor de las 10:45 horas.

A las puertas, centenares de familiares esperaban con esperanza a sus relativos, con la esperanza de optar a una de las 136 plazas en Atención al Cliente , Mantenimiento de Vía, Mantenimiento y Operaciones, además de las pruebas adaptadas para personas con discapacidad. Dentro, Sebastián Rodríguez, presidente del tribunal examinador de FGV, explicó a este diario que la paciencia había sido necesaria a primera hora de la mañana por parte de todos los opositores, ya que hubo retrasos por los controles y las entradas escalonadas. El examen debió empezar a las 9 y lo hizo 40 minutos después. Aún así, Óscar Miralles, responsable de Cegos, la empresa externa que organizó el examen, aseguró que todos los agentes implicados (FGV, Generalitat y Feria València) habían puesto «todas las facilidades» para realizar este examen con cierta normalidad. «En este espacio de evaluación cabrían unas 3.000 personas antes de la pandemia ya que la distancia entre ellas debería ser de 75 centímetros. Ahora son 1.690 con un metro y medio entre ellas», explicó. Eso ha implicado también que se haya triplicado la contratación de vigilantes para poder abarcar la gran sala que ha acogido en València a 1.690 personas y 513 en Alicante.