No hay espacio para el acercamiento a la derecha. El camino de las políticas valientes sigue siendo el Botànic y no es el momento de abandonarlo, sino de reforzarlo, según Compromís. «Es el momento de más Botànic y de más política para las personas; sí a sumar, sí al diálogo y sí a negociar y a acordar entre diferentes, pero lo que no haremos será gobernar pidiendo permiso a la derecha». Con esa frase el síndic de Compromís, Fran Ferri, despeja cualquier posibilidad de aproximación del pacto de izquierdas a la derecha para dar cabida a más fuerzas políticas en próximos acuerdos, como podría ser el de presupuestos para 2021 a semejanza del pacto de reconstrucción firmado en agosto con Cs y PP, como defienden los socialistas.

Ferri asegura que si se hubiera necesitado el permiso de la derecha nunca se hubieran conseguido avances como la ley Trans, la Lgtbi, la de paridad o el matrimonio entre personas del mismo sexo. Tampoco hubiera sido posible la renta valenciana de inclusión, ni la eliminación de los copagos. Y los inmigrantes seguirían sin derecho a sanidad como en los tiempos de gobierno del PP. En la respuesta conjunta a los socios del Botànic, el presidente Puig volvió a insistir en la necesidad de acuerdos en un momento de grave crisis por la pandemia. Pero Ferri señala que solo el Botànic es el camino porque la historia ha enseñado que los grandes avances no se consiguen pidiendo permiso a los poderosos, sino «con políticas valientes».

El síndic valencianista insiste en que el consenso político puede ser el resultado pero nunca el requisito porque en la práctica siempre supone el veto de la derecha y de los poderosos a cualquier política pública. Con todo, el portavoz nacionalista sí apeló a la necesidad de consenso en materia legislativa porque esa es la única forma de reformar la ley Electoral, que requiere del apoyo de dos tercios de la cámara y la participación necesaria de los diputados de Ciudadanos. Ferri también reivindica la necesidad de avanzar en otra ley que encalló la pasada legislatura, la de Comarcalización, porque los municipios y las comarcas tienen que ser la alternativa a unas diputaciones que no tienen sentido en el actual mapa electoral. «Compromís lo tiene claro, las diputaciones se tienen que eliminar», sostiene el portavoz de Compromís. La intención de la coalición es presentar en los próximos meses esta norma para incluir en la ley unas comarcas que son una realidad en la vida de los valencianos. Apeló a combatir el discurso del odio de la extremaderecha y advirtió de que sus políticas son capaces de influir en las de PP y Ciudadanos, que les han abierto las puertas.

También lamentó que la derecha quiera más castellano en la única televisión y radio donde el valenciano tiene espacio (À Punt) y avisó de que contra el valenciano no han podido en la historia ni la dictadura ni los absolutismos, ni las persecuciones. Ferri pasó de puntillas sobre las políticas de las consellerias socialistas del Botànic pero sacó pecho de la labor realizada por los departamentos que dirige Compromís, en especial los de Educación e Igualdad. También se detuvo en la necesidad de una reforma de la financiación que ha exigido «ya». «Si en Madrid incumplen el acuerdo de investidura firmado con Compromís, el pueblo valenciano no lo olvidará», advirtió. También pidió el apoyo de todos los partidos y asociaciones al cambio constitucional para cambiar el artículo 135 que blinda las políticas neoliberales frente a las necesidades de las personas.

Defiende la necesidad de una fiscalidad verde y también realizó una enconada defensa del autogobierno valenciano porque gracias a él se han podido evitar a través del Acord del Botànic las políticas de la derecha neoliberal en Madrid que han condenado a los niños de esa autonomía a comer pizzas y hamburguesas a diario, según puso de ejemplo de estas políticas. También contrapuso la gestión del Gobierno de España con el salario vital a la renta valenciana de inclusión, unos 3.000 en toda España frente a las 50.000 de la conselleria de Oltra. Por eso, el síndic de Compromís insiste en que el Botànic funciona «y no nos quedáremos de brazos cruzados cuando la derecha quiera hacer aquí lo que está haciendo en Madrid» para acabar el discurso diciendo: «Larga vida al Botànic».