El Consell ha puesto cifras a la inversión para «salvar l'Albufera»: 240 millones en un conjunto de acciones a corto y medio plazo. El proyecto que la Generalitat Valenciana enviará a la Unión Europea para obtener financiación pasa por limitar la aportación de sedimentos al lago, aumentar la capacidad del vaso, facilitar la circulación al mar y mejorar la calidad del agua. En los últimos años son varios los expertos que vienen alertando sobre los peligros de la colmatación de este enclave natural, que empieza a recuperarse ahora con los planes de saneamiento del colapso ambiental que sufrió en la década de los años setenta por culpa de los vertidos.

«Llevamos 35 años lamentando que l'Albufera se muere. Ya está bien de lamentos», señaló ayer el president Ximo Puig en el Debate de Política General en las Corts. Ya el pasado mes de enero Puig anunciaba su implicación directa para la recuperación del parque natural, cuando incluso realizó una visita en barca por la laguna para conocer de primera mano las principales reclamaciones. Incluso estaba prevista más tarde la visita del vicepresidente europeo Frans Timmermans. Finalmente la crisis sanitaria frustró la iniciativa avanzada por Puig. La regeneración de l´Albufera implica una amplia batería de medidas, como la mejora de los colectores que la circundan y activar los tanques de tormenta junto a la pista de Silla para acabar con la llegada de aguas residuales y pluviales mezcladas. Una de las principales asignaturas pendientes es la entrada de agua del Júcar, algo que implica aportes en cantidad y calidad. Reclamación que esta misma semana Joan Ribó, el alcalde de València, y Sergi Campillo, vicealcalde, hicieron llegar a la ministra Teresa Ribera en su visita a Madrid. Setenta hectómetros es el mínimo que tanto el consistorio como la consellera Mireia Mollà vienen exigiendo periódicamente a este gobierno pero también a sus predecesores. Otro de los anuncios en clave «verde» fue el de la plantación de quince millones de árboles en los próximos diez años. En ese Pacto por los Bosques y contra la Despoblación, Puig habló de 144 millones para frenar «el abandono de las zonas rurales y los graves desequilibrios territoriales y naturales que lleva aparejados la despoblación».

«Se pone en evidencia la necesidad de actuar con urgencia por una cuestión de justicia, decencia y sostenibilidad y porque si no lo hace esta generación, en muchos casos ya no lo podrá hacer la siguiente», incidió. Ello implica repoblar una superficie de 240 km 2. El objetivo de la UE es plantar 3.000 millones de árboles en la próxima década.