La situación estaba mal, se ha vuelto «inasumible» e irá a peor. Es el resumen sobre la Atención Primaria valenciana y, en especial, sobre el servicio de Pediatría, el encargado de atender a los menores. La vuelta a las clases ha supuesto un giro más en la tuerca de la ya complicada realidad que viven los pediatras en los centros de salud, covid-19 mediante. «Y aún quedan las enfermedades de otoño-invierno», avisan. «Venimos advirtiendo desde julio de que esto iba a pasar y como era de esperar, con la vuelta al cole, en estos momentos estamos saturados», indica Eva Suárez de la Asociación Valenciana de Pediatría de Atención Primaria (Avalpa).

El ejemplo gráfico lo da con datos asegurando que hay días que llegan a atender hasta a 70 niños y niñas por pediatra y jornada «cuando lo recomendable para una atención adecuada son 29 por día». Para Suárez, a esta situación se llega «por la inactividad de nuestros gestores y gobernantes y la falta de inversión». «Llevamos diez años de merma de la Atención Primaria, no tenemos reemplazo a las jubilaciones o a las vacaciones y ha habido una mala organización porque había cosas que se podían prever», añade la presidenta de Avalpa quien expresa su malestar porque, denuncia con pesar, «no puede ser que lleguemos a que haya compañeros que estén al borde de una baja por ansiedad, que hayan aumentado las agresiones verbales, que nos estiren la agenda como si no tuviéramos derechos laborales o que nos llamen al teléfono particular».

En la misma línea, el presidente de la Sociedad Valenciana de Pediatría, Luis Blesa, lamenta que a pesar «de estar trabajando más que nunca, aún haya quienes se dediquen a insultarnos en las redes sociales diciendo que no trabajamos cuando ya estamos totalmente saturados». A esta situación se llega «tras no mejorar la atención telefónica después de la cuarentena y por los muchos años que llevamos en Atención Primaria con recortes». «Hay falta de inversión en recursos humanos y materiales desde hace mucho tiempo, estamos en pañales», insiste. Sin embargo, la situación, en lugar de ir a mejor tiene visos de empeorar. El motivo: los virus típicos del otoño e invierno que afectan especialmente a los más pequeños. «Es verdad que las infecciones respiratorias serán menos que otros años al llevar la mascarilla, mejorar el lavado de manos y guardar más distancia, pero igualmente habrá», asegura Blesa. El problema, señalan tanto Blesa como Suárez, es que estas infecciones respiratorias o catarros comunes «son indistinguibles clínicamente a un caso de covid-19».

Es, por tanto, necesario hacer la prueba PCR. «Si ya habíamos conseguido convencer a algunas familias que hay catarros comunes que no necesitan atención médica, ahora tienen que venir, hay que atenderlos, darles cita para una PCR, aislarlos, hacerles seguimiento y a veces también hacer la labor de rastreo; el trabajo se multiplica por 20», asevera el representante de los pediatras en la Comunitat quien sentencia: «El protocolo va a ser inasumible». También, recuerda la pediatra en Borriana, para atender a los niños por el circuito covid «hay que ponerse y quitarse el EPI con el riesgo que conlleva, limpiar el material, la sala y no se puede citar a varios a la vez para que esperen». Y, por supuesto, «todo lo demás, porque el resto de enfermedades no han desaparecido», aunque a veces lo parezca.

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