El Servei Meteorològic de Catalunya ha emitido un informe en el mes de junio de 2020 en el que analiza la evolución de las temperaturas del conjunto del Principado, de todas las estaciones, previamente hecha una homogeneización pertinente que los datos sean fiables estadísticamente. La temperatura media ha subido 1,7ºC en los últimos 69 años, en el periodo 1950 a 2019, pero lo más grave es que el mayor incremento se ha producido en verano, con un incremento de 2,5ºC. Esto significa, especialmente en las ciudades de la costa y del interior, por diferentes causas, unas temperaturas máximas muy altas combinadas con un aumento de las noches tropicales en las ciudades de interior, donde hace pocas décadas las noches tropicales eran relativamente poco frecuentes.

En la costa las máximas muy altas no son tan frecuentes, pero sí que se ha detectado un fuerte incremento del número de las noches tropicales o incluso de las noches tórridas, con umbral de 25,0ºC. Esto supone según el climatólogo Javier Martín Vide que la isla de calor urbana junto con el cambio climático sea un nuevo riesgo climático en la ciudad de Barcelona, pero que podríamos extender a muchas otras ciudades de Cataluña situadas por debajo de la isohipsas de 500 metros. En efecto si añadimos el cambio climático el aumento del efecto de la isla de calor urbana, el riesgo climático por mortalidad o morbilidad de las personas vulnerables aumenta especialmente durante las olas de calor. Por suerte en un estudio reciente Javier Martín Vide y otros climatólogos de la Universidad de Barcelona han observado un descenso en la intensidad de la isla de calor de Barcelona, que era de 2,9ºC, según la tesis de la climatología Mari Carmen Moreno, en la década de los 70 del siglo XX, Y en cambio esta segunda década es de 2ºC. Hay otros estudios que afirman que en un mundo más cálido las islas de calor se harán menos intensas, por ejemplo la isla de calor ha disminuido en Buenos Aires según Inés Camilloni, climatología argentina.