Más de 2,5 millones de personas padecen asma en España. Una enfermedad con un índice de prevalencia presumiblemente reducido, pero que tiene en los más pequeños su máximo exponente. De hecho, la tasa porcentual se duplica en este último supuesto, alcanzando el 10 % en niños y niñas. No obstante, más de esos 100.000 pacientes desarrolla asma grave, una tipología que destaca por su agresividad y alta afectación en la salud de quienes lo padecen.

Su tratamiento requiere de fármacos específicos, así como de una asistencia continuada por parte del personal sanitario especializado. Pero, ¿cómo afectó la crisis del coronavirus a este colectivo de riesgo?

Con la finalidad de establecer sinergias en el marco de la comunidad científica y abordar cuestiones relativas al diagnóstico o la investigación, entre otras, Levante-EMV organizó esta semana un encuentro telemático con un denominador común: situar en el centro de la agenda al asma grave de manera multidisciplinar. Para ello, el evento, que estuvo moderado por la directora de Levante TV, Silvia Tomás, contó con la participación de destacadas personalidades de diferentes especialidades sanitarias, como la neumología, la alergología o la farmacia. Entre ellas se encontraba Eva Martínez, presidenta de la Sociedad Valenciana de Neumología y coordinadora de la Unidad de Asma Grave del Hospital Universitario Dr. Peset; Javier Montoro, vicepresidente de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC) y alergólogo del Hospital Arnau de Vilanova; José Luis Poveda, jefe de Servicio de Farmacia Hospitalaria y director del Área Clínica del Medicamento del Hospital Universitario y Politécnico La Fe. Eusebio López, paciente diagnosticado con asma de gravedad, completó esta mesa de divulgación y debate.

Diagnóstico y tratamiento

Crear unidades específicas para tratar a pacientes con asma grave es, según reivindicó el doctor Montoro, «clave para ofrecerles un espacio seguro en el que estén bien tratados y puedan acceder a tratamientos farmacológicos que puedan cambiar su vida». Unas palabras que José Luis Poveda quiso suscribir, añadiendo que estas unidades «permiten reunir a los profesionales que están especializados en asma grave, tener la capacidad de consensuar criterios, tanto del abordaje del diagnóstico como de la identificación, así como generar nuevas rutas asistenciales e incorporar la innovación a los pacientes desde un punto de vista colegiado».

Entendido bajo consenso por la comunidad científica como «el asma que precisa una dosis elevada de tratamiento —usualmente corticoides inhalados—, así como otros fármacos controladores», como detalla la doctora Martínez Moragán, esta tipología de enfermedad respiratoria impide el desarrollo diario de la vida de aquellas personas que la padecen, cuya función pulmonar disminuye considerablemente, junto a otros síntomas como la fatiga. Según refirió, «estos pacientes necesitan un tratamiento basado en corticoides, el antiinflamatorio más potente que existe».

"Sanidad no tiene el conocimiento, sino los expertos que trabajamos en hospitales y verificamos los tratamientos"

José Luis Poveda - Jefe de Servicio de Farmacia Hospitalaria y director del Área Clínica del Medicamento del Hospital Universitario y Politécnico La Fe

No obstante, aunque reconoció que «alivian mucho la sintomatología», advirtió que «tienen muchos efectos adversos, sobre todo si son ingeridos a largo plazo». Aún así, existe un porcentaje de personas a las que, pese a estos elevados niveles de tratamiento, la enfermedad les sigue ocasionando problemas que se exacerban. Se trata del asma grave no controlada, como explicó la doctora, y que puede comprometer la vida, en los casos más críticos, de la persona que lo padece. Por ello, es imprescindible que sigan saliendo nuevos medicamentos biológicos que ayuden a controlar la enfermedad.

Desde la perspectiva diagnóstica, Martínez afirmó que el asma grave es difícilmente reconocible en una sola visita. «En las unidades de asma grave lo primero que se suele hacer es confirmar el diagnóstico, ver cómo el paciente responde a los inhaladores y si se administra bien el fármaco, comprobar que la medicación de mantenimiento es adecuada, descartar otras enfermedades con las que puede confundirse, etc.», todo ello mediante la realización de estudios clínicos.

Desde el punto de vista de la investigación farmacológica, el doctor Poveda aseguró que «el abordaje es complicado, pero necesario». «El conocimiento no está en el Ministerio de Sanidad, sino en los expertos que trabajan en los hospitales, que conocen y verifican los tratamientos en vida real», defendió. En este sentido, reivindicó que los actores del ámbito clínico deben «empujar» para que los fármacos lleguen «lo antes posible», pues, según expresó, «muchas veces la tesitura no es de la farmacia o del hospital, sino que las decisiones de precio y reembolso de nuevos tratamientos están centralizadas. Se trata de invertir en farmacoterapia que tenga repercusión en los pacientes».

La Organización Mundial de la Salud (OMS) identifica la falta de adherencia a los tratamientos como uno de los problemas de salud más importante

Actualmente, en España existen cuatro tratamientos biológicos gratuitos y un quinto en fase de financiación. Por ello, quiso precisar que «al hablar de las limitaciones es importante señalar que estas existen en un marco que nos permite la accesibilidad basada en criterios clínicos y el cumplimiento de tratamiento de los pacientes. Tenemos un sistema sanitario garantista, pero no necesariamente rápido». Por su parte, la doctora Eva Martínez puso en valor la investigación, de la que aseguró que «es muy necesaria». «Necesitamos que salgan nuevas alternativas porque realmente el asma grave es una enfermedad muy tratable y reversible, las sociedades científicas deberían tener mayor poder ejecutivo del que tienen», expresó.

Tratamientos biológicos

Los tratamientos basados en fármacos biológicos son la mejor alternativa para los pacientes diagnosticados con asma de gravedad. Como detalla Montoro, se trata de «anticuerpos dirigidos a diferentes dianas que tienen que ver en el fenómeno inflamatorio y consecuencias del mismo —conocido como asma—. Existen diferentes tipos y cada uno se dirige a una sustancia. Pueden anular la función de células clave, proteínas o anticuerpos característicos de las reacciones alérgicas, como la inmunoglobulina E». Dianas a las que los fármacos convencionales no llegan y cuya finalidad es, según explicó, «paralizar el proceso inflamatorio y sus consecuencias clínicas». En este sentido, «estos tratamientos han cambiado del cielo a la tierra la calidad de vida y salud de muchísimos pacientes, llevar una vida prácticamente normalno tiene precio», manifestó en referencia al coste elevado de este tipo de fármacos.

"Mis ingresos hospitalarios eran mensuales, no tenía calidad de vida y casi no me podía mover. Cumplir el tratamiento es esencial"

Eusebio López - Paciente diagnosticado con asma grave

No obstante, alertó sobre los tiempos arbitrarios y «complejos» de su aprobación. «Lo que está pasando con la vacuna de la covid-19 no es lo habitual, desde que una molécula se sintetiza hasta que llega al mercado pueden pasar hasta diez años. La burocracia es, por desgracia, necesaria, pero se debería mejorar y agilizar».

Criterios clínicos y adherencia

«El cumplimiento del tratamiento no alcanza nunca los niveles que al personal sanitario nos gustaría», aseveró tajantemente Javier Montoro. De hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS) identifica la adherencia como uno de los problemas más importantes de salud. En este sentido, el doctor explicó que «los tratamientos se cumplen tanto más se necesitan. Quien está muy enfermo y olvida una dosis llega a la conclusión de que es algo serio».

Además, estableció la implicación del personal sanitario y de la información como factores claves para la consecución de este acometido. «Es clave que el médico tenga un contacto estrecho con el paciente y le haga ver que no está curado, que gracias al medicamento está bien, pero no curado. Los doctores deben ser referentes para los pacientes, se requiere una atención y visitas constantes».

Tanta es la importancia del seguimiento óptimo y prolongado del tratamiento que es uno de los requisitos indispensables para la suministración, por parte de un especialista, de un fármaco biológico. Como detalló la presidenta de la Sociedad Valenciana de Neumología, «los condicionantes son que los pacientes cumplan bien con el tratamiento, principalmente inhaladores, y que el asma esté tipificado para este fármaco». Así, detalló que estas terapias son adicionales y suelen suministrarse mensualmente. Se trata de inyecciones subcutáneas en su mayoría, cuyo resultado se evalúa semestralmente.

Coronavirus: suministro y seguimiento

La crisis sanitaria provocada por la expansión del virus SARS-CoV-2, comúnmente conocido como coronavirus, ha supuesto un cambio de paradigma en las metodologías establecidas desde un punto de vista transversal. Así, el sector sanitario, aclamado por la sociedad por su «heroicidad» en la gestión de la pandemia, se ha situado a la vanguardia de un mundo cambiante.

En el caso de la incidencia de la covid-19 en el diagnóstico, tratamiento y suministro de fármacos en pacientes con asma de gravedad, los tres expertos coincidieron en señalar que, aunque la excepcionalidad del contexto actual ha dificultado los procesos, también ha brindado una ristra de lecciones aprendidas. «Hubo una época que tuvimos que cerrar las consultas y paralizar los estudios de función respiratoria. Por contra, se aceleró mucho la atención domiciliaria, así como las consultas telefónicas», relató la doctora Martínez.

"La finalidad de los fármacos biológicos es paralizar el proceso inflamatorio y sus consecuencias clínicas"

Javier Montoro - Vicepresidente de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC) y alergólogo del Hospital Arnau de Vilanova

Unas consultas que han servido para introducir un modelo de semipresencialidad en que, como destacó la neumóloga, son necesarios los medios digitales y la enfermería especializada. El doctor Poveda, además, añadió la Atención Primaria y destacó que «el coronavirus nos hizo diseñar nuevas estructuras y entender el mundo digital de otra forma. El gran valor de la farmacia hospitalaria ha sido normalizar esta situación excepcional». «Los que estuvimos en primera línea hemos demostrado a los organismos cómo queremos trabajar, ahora les toca a ellos habilitar las herramientas para que eso sea posible», reivindicó a modo de conclusión.

En primera persona

Eusebio López padece asma de gravedad desde hace más de una década. La enfermedad le fue diagnosticada, según detalla, de forma progresiva tras acudir a su centro hospitalario con síntomas de constipado. «Empecé con un constipado que no se me iba, luego viró hacia el asma y, posteriormente, llegaron los ingresos hospitalarios de forma recurrente». Casi de forma mensual, este vecino de València permaneció hospitalizado largos periodos de tiempo y, como rememora, «no tenía calidad de vida». «Estaba constantemente tomando corticoides y mucha medicación, mis facultades físicas disminuyeron muchísimo, ¡casi no me podía ni mover!», relató.

Hace ocho años empezó a participar en estudios de fármacos biológicos, gracias a los cuales ha podido recuperar su vida «casi con total normalidad». Actualmente, con una capacidad pulmonar superior al 80 %, su tratamiento consiste en un biológico inyectable de forma mensual, el uso de un inhalador cada 12 horas y la ingesta de fármacos por la noche.

Consciente de su patología y el impacto negativo que un contagio podría haber supuesto para su salud, Eusebio ha intensificado sus prácticas de prevención tras la pandemia. «Cumplir con la medicación es una obligación, lo he llevado siempre a rajatabla», concluyó.

"Las sociedades científicas deberían tener mayor poder ejecutivo del que tienen actualmente"

Eva Martínez - Presidenta de la Sociedad Valenciana de Neumología y coordinadora de la Unidad de Asma Grave del Hospital Universitario Dr. Peset