Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid Campeador, fue desterrado (1080) de tierras castellanas como consecuencia de haber obligado al rey Alfonso VI de León y Castilla en la iglesia de Santa Gadea de Burgos a jurar (1072) que no había tomado parte en el asesinato de su hermano, el rey Sancho II de Castilla, relato legendario que narra el “Romance de la Jura de Santa Gadea”. “Si hubierais jurado en falso, permita Dios que muráis del mismo modo que vuestro hermano, apuñalado por la espalda por mano de un traidor. Decid amén”. Lo que para unos es leyenda, para otros es un hecho real.

El Cid, al mando de un fuerte contingentes de soldados, se desplaza desde Zaragoza a Albarracín y entra a tierras valencianas por Alpuente, se desplaza a Elche, Polop, Tárbena, Benicadell,… y va de correrías por todo el territorio. Era habitual que los reyes cristianos pactaran con los moros, incluso que éstos, repartidos por casi todo el territorio peninsular, pagaran tributos a aquellos si estaban en condiciones de inferioridad.

En 1092, los almorávides tomaron Valencia y mataron al sultán Al Kadir, con quien el rey Alfonso tenía pactos de conveniencia y no agresión, por lo que el cristiano sintió amenazados sus reinos. El Cid se dirige con su tropa hacia Valencia y acampa en El Puig. No ataca directamente, deja que pase el tiempo cercada la ciudad, la que al final se rinde y capitula.

El jueves 15 de junio de 1094, Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid Campeador conquistó y tomó posesión de Valencia, que estaba en manos de los muslimes. Con él entraba el obispo don Jerónimo para levantar el ánimo y la fe de los mozárabes que vivían en ella a corto plazo y si se podía cristianizar musulmanes. Aquella guerra era mitad política, mitad de religión. O la religión era una excusa para blandir las espadas.

Desde aquí organizó expediciones a castillos de pueblos cercanos para expandir su dominio e influencia. El Cid conquistaba, al tiempo que saqueaba y hacía acopio de botín, poblaciones como Olocau, Serra, Lliria, Bairén, Rebollet, Palma, Montornés, Almenara, Sagunto… Controlada la zona alrededor de la ciudad para evitarse ataques del exterior, se puso a organizar la vida de la urbe. Lo primero, convertir la mequita mayor en catedral. Creó iglesias cristianas sobre las mezquitas. A los musulmanes que no quisieron someterse a las nuevas reglas les dejó irse y los conquistadores cristianos ocuparon sus casas.

Muere El Cid

No le duró mucho el poder absoluto que alcanzó. Murió el 10 de julio de 1099. Caído el mito, vino la debacle de la moral de las tropas cristianas. A duras penas pudieron sostenerse y mantenerse. Los almorávides, sabedores de que el invencible Cid ya no existía, acometieron la reconquista de la ciudad para el Islam, guerreros que entraron en Valencia el 5 de mayo de 1102, forzando a salir a los cristianos con doña Jimena, viuda del Cid, sus dos hijas y el obispo don Jimeno, de la ciudad, llevándose el cadáver del Cid para que no fuera profanado.

La Valencia musulmana volvió a ser un conglomerado de acciones tribales entre los propios sarracenos. En 1171, los almohades se hicieron con el poder y apartaron a los almorávides. Los almohades se partieron en diversas obediencias califales. Los cristianos, aragoneses principalmente, fueron arañando como hormigas las tierras al norte, las castellonenses. Culla en 1092 ya estaba en manos cristianas. En 1099, Castellón. Aquello era un tira y afloja, pasando el control de tierras y pueblos de acuerdo el mayor poder militar de cada bando.

Tras el alarde del Cid, Alfonso I de Aragón, aseguradas las tierras del norte, en 1129 intentó hacerse de nuevo con Valencia. No lo consigue por mucho que se empeña. En 1177, Alfonso II de Aragón vuelve a intentarlo sin resultado positivo. Lo tuvieron difícil los cristianos. No sería hasta 1224, a raíz de la división y las luchas internas de las taifas moras valencianas, cuando se atisbó la posibilidad de una victoria cristiana. Begís cae en 1228, Morella en 1232, Burriana en 1233,... y va perfilándose el objetivo de tomar Valencia y liberarla del yugo muslim, ya en el tiempo en que al frente de la Corona y tropas de Aragón está Jaime I, éste simplemente hizo lo mismo que El Cid, copió sus estrategia, sus tácticas, acampó en El Puig, sitió la ciudad y se le rindió sin mucha resistencia, pactó y chalaneó como su antecesor libertador, estructuró la vida de la nueva Valencia del mismo modo que lo había hecho el de Vivar.