¿Por dónde entró el coronavirus en España? ¿Llegó directamente vía China o la pandemia empezó solo cuando llegaron personas infectadas desde Italia? ¿Hubo un solo foco dispersor o varios? Estas son solo algunas de las preguntas a las que los investigadores valencianos Iñaki Comas y Fernando González-Candelas, junto a sus equipos, están intentando responder a través del proyecto SeqCOVID que utiliza la epidemiología genómica para seguirle los pasos al SARS-CoV-2 desde que llegó a nuestro país.

Uno de los objetivos del estudio es saber en qué momento llegó y cómo se expandió el virus en España. El informe final todavía debe publicarse pero ya hay algunas conclusiones. «Vamos a concretar por qué regiones entró el virus porque hubo múltiples introducciones al mismo tiempo, cientos —más de 700, de hecho—, pero muchas tuvieron una vida muy corta aunque otras sí tuvieron éxito epidemiológico», explica el investigador principal del proyecto, Iñaki Comas, biólogo e investigador del Instituto de Biomedicina de Valencia, dependiente del Centro Superior de Investigaciones Científicas, IBV-CSIC.

El estudio se basa en la epidemiología genómica, es decir, conocer cómo se ha ‘movido’ el virus comparando el genoma secuenciado de los virus procedentes de las muestras que se han ido recogiendo de toda España, ya que el equipo que lleva adelante el proyecto está integrado por el IBV-CSIC, la fundación Fisabio pero también por 40 hospitales de toda España.

Viendo si son más o menos parecidas, los expertos pueden determinar si proceden de la misma persona, si un brote ha tenido varios puntos de inicio, por ejemplo, o si una persona de una zona ha sido la responsables de introducir el virus en otra. Para hacerlo posible, el equipo trabaja comparando las muestras entre ellas y con las de Italia, por ejemplo, o China, que están volcadas en un repositorio mundial de secuencias, el Gisaid (Global Public Sequence Repository).

El trabajo de Comas y González-Candelas —responsable de la Unidad Mixta de Investigación en Infección y Salud Pública de la Fundación Fisabio-UV, catedrático e investigador en el Instituto de Biología Integrativa de Sistemas (I2SysBio) del CSIC-UV— ha situado a España como el segundo país que más genomas secuenciados del coronavirus ha aportado en Europa y el cuarto del mundo.

Además, y aunque en el proyecto colaboran 40 hospitales, de los laboratorios de Fisabio han salido 4.000 secuenciaciones, el 70 % del total del proyecto, a un ritmo de 1.376 muestras a la semana cuando hace solo unos años su capacidad máxima era de 192. El laboratorio ha podido absorber este ritmo de trabajo gracias a que en los últimos cuatro años ha recibido a través de fondos europeos Feder 9 millones de euros.

Y si importante es saber cómo empezó la pandemia, más lo será conocer cómo le afectó el confinamiento de marzo. Es otro de los objetivos del estudio SeqCOVID y que ayudará a «aprender qué funciona con el virus y poder aplicarlo o no en las siguientes olas que estén por venir».

Al respecto, Comas asegura que las semanas que los españoles estuvieron confinados «sí tuvieron un efecto muy fuerte» sobre la transmisión del virus, pero es más que probable que ésta no se cortara del todo y que la segunda ola esté motivada «por rebrotes de virus que ya estaban circulando y no por introducciones de nuevas cepas desde fuera como se temía en aquel momento. Eso es lo que estamos estudiando ahora», comparando los virus que circularon en la primera y en la segunda ola.

El equipo investigador está ayudando, además, a resolver brotes específicos en la C. Valenciana, «ya que somos capaces con la secuenciación genómica de saber si dos personas se han contagiado de la misma cepa o no», lo que ayuda a los expertos a determinar el alcance de un foco. «Estamos estudiando en detalle junto a los epidemiólogos de campo el brote de finales de junio de Castelló, ya que tenemos la información que aporta el genoma y los datos de cómo se movieron los afectados».

"El SARS-CoV-2 muta dos veces al mes, la mitad que la gripe"

El seguirle tan de cerca la pista al coronavirus y a los cambios en su genoma tiene otra ventaja añadida: los descubrimientos del proyecto SeqCOVID ayudarán también en el desarrollo de fármacos contra el virus y, entre ellos, en el de la vacuna.

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Por ahora, el equipo de los investigadores Iñaki Comas y Fernando González-Candelas ya han establecido que el SARS-CoV-2 es un virus «que muta despacio, hace dos mutaciones cada mes mientras que la gripe hace cuatro», explica Comas. El biólogo asegura que esta baja mutagenicidad del coronavirus es «una buena noticia» para el desarrollo y sobre todo para asegurar la eficacia de fármacos o de vacunas contra él.

«Al ir más lento su capacidad de reacción es más lenta por lo que las vacunas desarrolladas deberían tener una eficacia más duradera», apunta Comas. De hecho, la alta capacidad de mutar del virus de la gripe es uno de los problemas frente a las epidemias estacionales ya que las vacunas se han de formular con meses de antelación. El trabajo de secuenciación del equipo valenciano servirá también cuando se generalice la vacuna para comprobar su eficacia y cómo responde el virus.