Era el objetivo más buscado. La instantánea de la jornada. Maje ante el tribunal que la va a juzgar por asesinar a su marido, con el que apenas llevaba casada un año. La viuda negra de Patraix se enfrenta a 22 años de prisión y su amante, Salva, a 18 como autor material del asesinato.

La protagonista del que sin duda es el juicio del año ha vuelto a coincidir con su amante, esta vez delante del juez. Con mirada gacha pero espalda muy recta, Maje no ha defraudado. Mientras escuchaba la lectura de los escritos de calificación y la exposición de los argumentos de las partes, la enfermera no ha levantado la mirada de la mesa desde que ha entrado en la sala pasadas las 14 horas.

La nueva Maje

La imagen de Maje refleja perfectamente a una "femme fatale" capaz de obtener de los hombres lo que quiere. Ayer, el primer día del juicio, sin duda tenía estudiado cada movimiento, cada mirada y, sobre todo, cada detalle. Por eso las fotografías de la presunta asesina dicen más de lo que parece. Más rubia de lo habitual, con mechas californianas, pelo ligeramente ondulado y una cazadora de cuero negra, María Jesús Moreno, definitivamente parece que se preparó a conciencia su primer día de juicio.

Pocos minutos después de las dos del mediodía hacia su entrada en la sala Maje, toda de negro y con mirada erguida. Cazadora de cuero negro, vaquero del mismo color y botas bajas color camel. Su peinado, con mechas rubias impecables, pendientes en forma de estrella y ningún símbolo religioso.

Salva, con la mirada baja

Apenas un minuto después los policías hicieron entrar a Salva, vestido con vaqueros y un polo un verde del tono que se usan los sanitarios en los hospitales —es enfermero de profesión—.

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Salva, ante el juez

El presunto autor material del crimen, con huellas evidentes de sus tres años en prisión, entró con la mirada baja, sin atreverse a levantar los ojos, evitando encontrarse con los de su examante, una actitud que han repetido en todas las ocasiones en las que han compartido una sala judicial.