El brote de coronavirus registrado en la residencia de discapacitados psíquicos «La Llum» de Carlet ya está bajo control, a la espera del alta hospitalaria -que se presume inminente- de los cinco ingresados. No tanresueltas están las causas que lo provocaron y las explicaciones que aclaren su rapidísima expansión hasta afectar al 80% de los internos y a varios trabajadores. La vicepresidenta y consellera de Igualdad y Políticas Inclusivas, Mónica Oltra, ha ordenado una investigación interna para averiguarlo.

Oltra subrayó ayer la levedad de la sintomatología que presentan los afectados -la inmensa mayoría son asintomáticos, como avanzó ayer este periódico- y puso el énfasis en la necesidad de investigar «qué parte del protocolo ha fallado» para que se hayan contagiado tantas personas. «Tenemos que ver por dónde ha entrado y por qué se ha expandido de esta manera», apuntó antes de comprometerse a informar de los resultados de la auditoría cuando concluyan las indagaciones.

La alama se encendió cuando, a raíz de los controles analíticos ordinarios, se detectó fiebre en algunos residentes. Las pruebas PCR certificaron el pasado jueves que el brote ya estaba muy extendido y, de inmediato, se aplicaron estrictas restricciones que han sido ampliadas en un plan de contingencia que ha equipado a los trabajadores con monos de protección (EPI) al tiempo que se establecía un blindaje perimetral alrededor de los internos afectados que ha restringido el acceso a ellos de buena parte de los empleados. «Buscamos que interactúen entre ellos lo menos posible», detalló ayer la alcaldesa, Maria Josep Ortega.

El plan de contingencia resolvió el aislamiento de la primera planta, reservada para las personas afectadas, y la habilitación de la planta baja para las personas sanas. Asimismo se procedió a la desinfección del edificio y de todo el material. Los responsables de Salud Pública medicalizaron la residencia para atender de manera permanente a los infectados. Un médico y personal sanitario se encarga de controlarlos desde el viernes. Y cinco internos se desviaron al Hospital de la Ribera para mantener una vigilancia más estrecha sobre ellos. Ingresaron leves y su evolución ha sido satisfactoria, por lo que se espera que su regreso a la residencia se produzca muy pronto.

Contacto con las familias

Los familiares de los enfermos tienen vedada su entrada a la residencia, aunque pueden ponerse en contacto con ellos telemáticamente a través de tabletas electrónicas y móviles que la empresa concesionaria ha facilitado para permitir esa comunicación. También se ha establecido un itinerario específico para los proveedores de la residencia y un estricto protocolo de limpieza y desinfección que incluye el uso de vajillas y mantelerías desechables para evitar el mínimo riesgo.