Diego Puga, madrileño de 51 años, es profesor de Economía en el Centro de Estudios Monetarios y Financieros (Cemfi), en Madrid. Obtuvo su doctorado en Economía por la London School of Economics en 1997. En 2008, recibió el Premio Fundación Banco Herrero (otorgado anualmente a un investigador español menor de 40 años por sus contribuciones a la economía o ciencias sociales). Anteriormente, desarrolló su actividad académica en la London School of Economics, la Universidad de Toronto, la Universitat Pompeu Fabra e IMDEA.

Puga ha sido galardonado con el Premio Rei Jaume I «por sus contribuciones en el campo de la economía espacial», que incluye «la economía urbana, la geografía económica y la parte de la moderna teoría del comercio internacional interesada en los problemas de costes asociados al espacio». Puga aseguró ayer a Europa Press que el confinamiento decretado durante el Estado de alarma supuso «un gran experimento forzado» en el modelo laboral, pero no prevé que suponga «cambios radicales» porque hay muchos aspectos que necesitan «el cara a cara» y además se ha comprobado que la incidencia no depende tanto de la densidad de la ciudad en la que se viva como de la movilidad.

El nuevo galardonado explicó que su análisis sobre la parte espacial «no solo se refiere al lugar en el que hacemos algo sino dónde nos ubicamos los trabajadores en relación a los demás para ser más productivos». Así, trabajar en una gran ciudad como Madrid «aporta mayores ingresos» a un trabajador tanto en el presente como en el futuro porque adquiere una experiencia « más valiosa». Si dos amigos de Santiago, al terminar la carrera, uno de ellos decide mudarse a Madrid «de primeras cobrará un 10 % más, pero por la experiencia que obtiene a los seis años percibirá un 30 %». Pero «si a los diez años decide regresar a Santiago seguirá ganando más por la experiencia que ha acumulado frente a la de los lugar más pequeños».