El médico que coordina el equipo sanitario que ha tomado el control de la residencia de discapacitados psíquicos «La Llum» de Carlet ha decidido ingresar a uno de los internos contagiados de coronavirus en el Hospital de la Ribera para vigilar más de cerca su evolución. El traslado ha coincidido con el alta de uno de los cinco usuarios del centro que había sido trasladado previamente a ese centro asistencial, según confirmaron ayer fuentes municipales.

La evolución del brote «se mantiene estable», aunque tanto los médicos como los gestores privados de la residencia han optado por adoptar «todas las precauciones posibles» para evitar riesgos y retomar cuanto antes la normalidad. La gran mayoría de los afectados, incluido los trabajadores que habían despertado sospechas de contagio, apenas han desarrollado «síntomas leves», aseguran en el entorno laboral del centro.

La residencia vivió el pasado jueves el peor día desde que fue inaugurada por el entonces conseller de Bienestar Social, Rafael Blasco, el 22 de mayo de 2001. Las pruebas diagnósticas realizadas a los 32 residentes determinaron que 26 de ellos estaban infectados. La Conselleria de Políticas Inclusivas ha ordenado una investigación, que ya está en marcha, para aclarar cómo entró el virus y determinar las causas por las que se expandió con tanta rapidez.

Controles semanales

Gran parte de los afectados era asintomático. Esa es una de las causas que explican que se detectara tarde, a pesar de que el protocolo de seguridad implantado en la residencia obligaba a realizar analíticas de control semanales tanto a los internos como a los trabajadores.

El otro condicionante deriva de las características de los internos que permanecen allí tutelados. Se trata, en la mayoría de casos, de personas que presentan un grado de discapacidad severa o profunda. Muchos de ellos no son capaces de transmitir si sienten dolor o de responder cuestiones relacionadas con su salud. Fuentes de la residencia admiten que resulta muy complicado conseguir que lleven siempre la mascarilla o que eviten contactos directos con otros residentes.

El centro, de titularidad pública y acreditado por la Generalitat, ofrece un espacio de convivencia que sirve de vivienda a personas con dificultades físicas, psíquicas y sociales que les impiden disponer de una autonomía personal, familiar y social.

Los familiares han sido informados de las novedades del brote declarado en la residencia y algunos han logrado comunicarse con los internos telemáticamente a través de tabletas y móviles.