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Las familias reclaman a Educación que garantice las clases presenciales al 100 %

Fampa-València asegura que los turnos por falta de espacio en algunos centros en Secundaria, Bachillerato y FP «están generando malestar»

Las AMPA piden a la Conselleria de Educación que busque soluciones para el alumnado de Secundaria, Bachillerato y FP que, a causa de la falta de espacios en sus centros educativos, asiste a clases presenciales en turnos alternos: tres días una semana y dos la siguiente. Así lo exponen desde Fampa-València en un comunicado que hicieron público ayer y en el que detallan que la organización de las clases por la que han optado en algunos institutos «está generando malestar entre las familias». Por esto, piden a la conselleria que «reconsidere que las clases sean 100 % presenciales».

En las instrucciones para 2020-21, a partir de 2.º de ESO, la Conselleria de Educación daba libertad a los centros para establecer turnos semanales si no contaban con el suficiente espacio para acoger, a la vez, a todo su alumnado respetando la distancia interpersonal marcada por Sanidad y aprovechando otras zonas, más allá de las aulas. Así, cada centro hizo una propuesta de organización en su plan de contingencia en el que estableció, o no, los turnos, dependiendo de su realidad concreta y haciendo uso de su autonomía.

Según la federación de AMPA, —que expone los casos de los IES la Sénia de Paiporta, Juan de Garay y Lluís Vives de València, y de los centros de Navarrés, Enguera o Tavernes Blanques—, la semipresencialidad «genera agravios comparativos entre institutos dado que no se ha establecido un marco genérico de organización de centros, sino que cada uno lo ha hecho de forma distinta».

Como apunta Fampa-València, se están detectando carencias entre el alumnado, como «pérdida de hábitos de estudio y de una parte importante del temario de todas las asignaturas, además del desequilibrio educativo que está generando entre el alumnado».

Por esto, a pesar de reconocer los esfuerzos que realiza el departamento de Campanar, las AMPA trasladan que las familias están «preocupadas porque saben que la impartición de contenidos es distinta, porque nunca se puede dar un temario completo en clases semipresenciales y el nivel de aprendizaje del alumnado es diferente de un instituto a otro». De hecho, hacen una mención especial al caso de 2.º de Bachillerato, curso en el que las y los estudiantes deben preparar la selectividad.

Por su parte, fuentes de la Conselleria de Educación afirman que «en términos generales, la gran mayoría de 2.º de Bachillerato está con el 100 % de presencialidad» y que el alumnado con turnos es «una minoría», si bien emplazan a «esperar datos más exactos», ya que las direcciones territoriales están recogiendo esta semana los datos de la organización de cada centro, pues en algunos casos han variado desde el inicio de curso.

Además, recuerdan que esta no es «una situación única del sistema educativo valenciano, sino que se da en el ámbito estatal» y, por tanto, en otras comunidades autónomas.

Desde la conselleria reconocen que la alternancia «no es la mejor solución», pero consideran que «sí es preferible a las clases online», que sería la otra posible alternativa. Asimismo, destacan que tiene «un punto a favor»: «hay menos alumnos por aula con mejor atención personalizada», pues, por ejemplo, en una clase de Bachillerato —nivel con ratios de 30 alumnos—, la división de los grupos ha creado clases presenciales de 15 estudiantes o menos.

Además, para este alumnado, «se trabaja en diseñar los programas con las adaptaciones necesarias, tanto curriculares como con las evaluaciones, siguiendo les instrucciones del ministerio», apuntan desde Educación.

Preocupa la brecha digital y la diferencia con la concertada

Desde Fampa-València aseguran que, a pesar de los esfuerzos, sigue habiendo una «evidencia de falta de apoyo tecnológico, lo que hace que la brecha digital continúe estando presente». Asimismo, las AMPA también exponen que «la bajada de ratio y los desdoblamientos se han producido sobre todo en la enseñanza pública y no en la concertada». Esto, también «genera agravios comparativos», denuncian las familias.

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