Una de las bases para la reducción de los signos negativos del autismo es la atención temprana. Así lo recalcan los especialistas a las familias de menores con Trastorno del Espectro Autista (TEA) en cuanto realizan el diagnóstico. La palabra «temprana» es la clave, porque cuanto antes, mejor. Es más, la atención temprana se define como «el conjunto de intervenciones, dirigidas a la población infantil de 0-6 años, a la familia y al entorno, que tienen por objetivo dar respuesta lo más pronto posible a las necesidades transitorias o permanentes que presentan los niños con trastornos en su desarrollo o que tienen el riesgo de padecerlos».

Sin embargo, en la Comunitat Valenciana la atención temprana hace aguas ya que las familias esperan meses para ser atendidos y denuncian que les dan de alta a los 4 años para liberar plazas e intentar reducir la lista de espera. El problema no es de ahora, pero el tiempo pasa y la atención no llega a menores que solo reciben terapias si sus padres las pueden pagar de su bolsillo.

La lucha de las familias comenzó en 2008 con unos recursos que redujo el PP por la crisis económica y que quedaron en una atención de entre 10 y 20 horas al mes, hasta cumplir los 7 años y en centros especializados. Llegó el Botànic y en 2017 se decidió que la Conselleria de Sanidad le transfiriera las competencias de atención temprana a la Conselleria de Igualdad y Políticas Inclusivas, que comenzó a gestar una red pública de centros y a ampliar las plazas. Sin embargo, las familias aseguran que, a día de hoy, la atención se ha reducido y que están «peor de lo que estábamos» al recibir terapias de entre 1 y 6 horas al mes, hasta los 4 años, en centros de atención temprana (CAT) que son «generalistas» y con lista de espera. «Si eso no son recortes, pues que alguien nos lo explique», aseguran desde la Plataforma Defensa TEA, que insta a replantear un modelo «que no reduce la lista de espera a pesar de haber multiplicado las plazas» y que supone «un abandono a muchos menores ya que tardan meses en recibir una terapia pero obtienen el alta en cuanto cumplen los 4 años».

La gota que ha colmado el vaso ha sido una instrucción interna de la Conselleria de Igualdad donde insta a los CAT a dar de alta a los menores que reciban apoyos educativos o hayan solicitado al beca BEC o las ayudas a la dependencia, con el objeto de evitar «duplicidades». En la instrucción se liga esta decisión a un informe técnico.

Y es que la conselleria plantea un cambio respecto al funcionamiento de los CAT, que se plasma en la modificación del artículo 37 de la Ley 11/2003, de 10 de abril, de la Generalitat, sobre el Estatuto de las Personas con Discapacidad, donde asegura que los CAT atenderán a menores de entre 0 a 6 años «siempre que no estén atendidos con otros recursos sociales, sanitarios o educativos». Nada aparece aquí de avalar la decisión con informe técnico y desde Plataforma Defensa TEA temen que «se dé de alta a un menor solo por tener un apoyo en el colegio, o por ser beneficiario de una beca MEC para pagar terapias privadas porque eso ya está ocurriendo desde que la conselleria realizara la instrucción. Y eso son recortes, aunque les moleste la palabra, y deberían ser recursos complementarios. Es cierto el aumento de plazas, pero el sistema hace más aguas y nosotros lo sabemos bien porque lo sufrimos a diario con altas a críos de 4 años que llevan un mes de terapia».

Desde la conselleria, sin embargo, aseguraron que la modificación del artículo 37 «está en la ley de medidas que se aprueban con el presupuesto de 2021», por lo que de momento «ni tan siquiera ha pasado por las Corts Valencianes».

Las terapias a niños con TEA antes y después de 2017


Las familias de menores con TEA denunciaron recortes con el gobierno del PP que dejaban las terapias en atenciones de entre 10 y 20 horas al mes, para menores de hasta 7 años y en centros especializados. Tras el traspaso de las competencias de Sanidad a Igualdad en la atención temprana (2017), las familias aseguran que la atención actual consta de entre 1 y 6 horas al mes, para niños de hasta 6 años, en centos generalistas (CAT) y con lista de espera. «Llevamos años de mal en peor», afirman.