La sesión previa a la declaración de los acusados por el crimen de Antonio Moreno, asesinado de ocho cuchilladas a traición en un garaje de la calle Calamocha en agosto de 2017, estuvo marcada ayer más que por los testimonios de los peritos de la policía que realizaron los informes, tanto de ADN como de las prendas de ropa de la víctima y del análisis de los dispositivos informáticos y móviles de los presuntos asesinos, por la ausencia de una prueba concreta, el no hallazgo de las conversaciones de Whatsapp que Salvador R., autor confeso de las cuchilladas, mantuvo con su amante y esposa del fallecido y que según dijo a la policía se envió por correo así mismo para guardarlas.

La defensa de Maje trató de aferrarse por todos los medios a esta cuestión y después de obviar preguntar al resto de peritos que comparecieron ayer, la letrada Alicia Andújar realizó un insistente interrogatorio a uno de los policías de informática forense que realizó los informes de extracción del contenido de los dispositivos móviles e informáticos para que dijera que el hecho de no haber localizado los chats implica que dichas conversaciones, que Salva aseguró haber tenido con Maje previas al crimen desde el teléfono de seguridad que utilizaban y que supuestamente incriminarían directamente a su defendida como coautora e inductora del asesinato de su marido, no existen.

El perito reconoció que «la policía científica puso toda su capacidad y potencial para la recuperación de esos correos», incluso «se le dio la posibilidad de que él (Salva) los buscara, supervisado por nosotros, y se le dio todo el tiempo que requirió, tampoco se encontraron». Eso sí, al ser interrogado por otros archivos borrados que sí fueron localizados, el experto de la policía aclaró que «no todo dato borrado es recuperable, influyen diversos factores, como la manipulación que haya tenido la memoria del dispositivo desde el día que se borró hasta el día que se analiza». Asimismo, sin caer en el juego de la defensa de Maje, matizó «puede que existieran, nosotros ni analizamos ni valoramos la información, solo extraemos y se la pasamos al grupo que nos la requiera», explicó.

ADN de Antonio en el cuchillo

Las policías del grupo de científica que analizaron los vestigios hallados en la escena del crimen detallaron que en todas las muestras se halló perfil genético de Antonio Moreno, salvo en una colilla que también se analizó y que nada tenía que ver con el crimen. Así, confirmaron que tras desmontar el arma homicida, hallada en un pozo de Riba-roja tras las indicaciones que el propio acusado dio a la policía, se halló en la parte interior metálica una mezcla de perfil genético compatible con la víctima.

Por su parte, el policía que realizó el informe sobre las prendas de ropa que portaba la víctima cuando fue acuchillado descartó que por el tipo de cortes y ubicación de los mismos el ataque se produjera frontalmente, sino que fue «un ataque sorpresivo desde atrás». «No concibo un ataque frontal, porque no estamos hablando de una estocada frontal como pudiera ser una espada, y la persona que está enfrente debería supuestamente defenderse». Además, argumentó que «si hubiera una lucha o intento de defensa habría cortes aleatorios o erráticos en la prenda, y no existen, se circunscriben a una zona concreta».

En la sesión de ayer también comparecieron los peritos de la policía que optimizaron la calidad del sonido de la conversación que ambos acusados mantuvieron en una cafetería del centro comercial las Américas de Torrent, cuando estaban ya siendo vigilados por la policía. Así, sobre el problemas de inteligibilidad del archivo lo atribuyeron al «efecto cóctel party», ya que en el lugar en el que se realizó la grabación «había sonido de fondo de varias personas más que se empasta con las voces de Maje y Salva, a parte de los ruidos propios del establecimiento». «Con las herramientas de las que disponemos es el mejor resultado que hemos podido obtener», justificó uno de los policías sobre la calidad de dicha prueba.