Las ciudades afrontan, desde hace años, enormes retos a nivel económico, social y ecológico. Con tal de dar respuesta a estos problemas, las Naciones Unidas marcaron la gestión de las grandes ciudades como un punto prioritario en su Agenda 2030, con el objetivo de lograr que estas fuesen inclusivas, seguras, resilientes y sostenibles.

Sin embargo, ahora se añade un desafío mayor y más urgente: el sanitario. La pandemia de la Covid-19 ha provocado una crisis mundial en todos los niveles y ha puesto en jaque nuestro actual modelo de vida.

En este sentido, el coronavirus demuestra tener una mayor incidencia sobre las grandes urbes, que concentran un alto porcentaje de los contagios y muertos por este virus. Con tal de contener la segunda ola, muchos gobiernos han vuelto a limitar la vida social y la actividad nocturna en las ciudades.

En la actualidad, más de la mitad de la población mundial vive en zonas urbanas (3.500 millones de personas) y se estima que esta cifra alcanzará el 70 % antes de 2050. En este punto, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) insta a reformular el concepto de grandes ciudades, así como su modelo de funcionamiento, y reconstruir ciudades más verdes, inteligentes e inclusivas. De esta forma, el enfoque de los espacios urbanos debería centrarse en los conceptos de «economía circular» y «ciudad de 15 minutos», reduciendo las distancias y fomentando la accesibilidad.

Por último, la crisis económica y social derivada de la pandemia puede acrecentar, todavía más, las grandes desigualdades que existen en las ciudades. Más de 800 millones de personas viven en barrios marginales -la mayoría de ellos en Asia oriental y sudoriental-, una cifra que podría aumentar en los próximos años con el descenso de la productividad, el empleo y los ingresos.

Por todo esto, se deben poner en marcha todos los mecanismos posibles con tal de garantizar la construcción de ciudades sostenibles, que aprovechen mejor sus recursos y que reduzcan su contaminación y pobreza.