Hacía nueve meses que Pedro Sánchez no pisaba la Comunitat Valenciana. Después de recorrer en enero las zonas devastadas por la borrasca Gloria, ayer volvió en medio de otra gota fría, pero su mirada estaba puesta en una catástrofe de orden superior. La comunidad peninsular con menos incidencia por coronavirus de España fue el escenario escogido para la presentación del Plan con el que el Gobierno se enfrenta al desafío histórico de movilizar 72.000 millones de euros hasta 2023 para salvar y transformar la economía española aprovechando la inyección sin precedentes brindada por la Unión Europea.

El presidente puso la «vía valenciana» como ejemplo que contempla «con orgullo y algo de envidia» en contraste «con la provocación constante que deberíamos abandonar en el conjunto del país». Para Sánchez, los acuerdos de reconstrucción valencianos entre fuerzas e instituciones de distinto signo «demuestran que no solo es posible, sino que representan la única alternativa que nuestro país merece». Poco antes, el jefe del Ejecutivo había hecho un llamamiento a los partidos para que superen «la miopía de las líneas rojas»y permitan sacar adelante los Presupuestos del Estado antes de fin de año, evitando un retraso en la aprobación de los proyectos con financiación europea.

En ese sentido, el president de la Generalitat, Ximo Puig, trazó el objetivo de captar un máximo de 21.000 millones de euros de la UE que permitirían la creación de 190.000 empleos en los próximos seis años. Puig entregó a Sánchez el documento de la estrategia valenciana de recuperación, con 379 proyectos que entroncan con los 4 ejes del plan estatal: la transición ecológica, la digitalización, la igualdad y la cohesión social y territorial.

En el discurso de 57 minutos que el presidente del Gobierno pronunció ante dirigentes políticos y empresariales no hubo alusiones a la prometida mejora del sistema de financiación autonómica, que la pandemia ha vuelto a retrasar. Sánchez sí hizo hincapié en los instrumentos alternativos impulsados por el Gobierno para compensar a la Comunitat Valenciana mediante unos presupuestos que dan respuesta a reivindicaciones largamente demandadas y que sitúan el nivel de inversión en cifras inéditas.

Reforma fiscal y de los contratos

Con anterioridad, Puig había insistido en la necesidad de caminar hacia la armonización fiscal y la reforma de la financiación para corregir los «agravios y asimetrías» entre comunidades, tras denunciar el efecto capitalidad que convierte a Madrid en una gran aspiradora. Sánchez recogió el guante y anunció la revisión y modernización del sistema fiscal, con el objetivo de hacerlo más justo y equitativo. «Hay que abrir el debate», dijo.

El presidente avanzó un compendio de reformas legales para agilizar y flexibilizar la gestión y ejecución de los fondos europeos por parte de la administración, con tal de evitar que pueden quedar atrapados «en el embudo de la burocracia», como advirtió Puig. El Gobierno plantea la modificación de la ley de contratos del sector público para «dar una pronta respuesta a la emergencia », además de cambios en la ley de subvenciones y en la de régimen jurídico del sector público.

Puig: «Un reparto más justo de recursos es la mejor manera de unir a España»

El president de la Generalitat, Ximo Puig, reiteró ayer ante Pedro Sánchez la urgencia de corregir la «insuficiencia y la inequidad del sistema de financiación autonómica», para garantizar la cohesión social y territorial. «Un reparto más justo de los recursos y de las oportunidades será la mejor manera de unir a la España plural, diversa y real que supera en mucho la M-30», ahondó Puig, después de agradecer al presidente del Gobierno su reconocimiento a la «actitud, el coraje y el esfuerzo de la sociedad valenciana» y de reivindicar una estrategia asentada en los pilares del acuerdo, la serenidad y las alianzas. «Mientras otros territorios hacen del caos, la fractura y la confrontación su respuesta al virus, en la sociedad valenciana ha imperado el trellat», insistió el jefe del Consell, que recetó el sentido común valenciano como «intangible necesario» para una España «tan colmada de orgullo y de furia». 

 El president calificó de «acertada» la actitud del Gobierno de primar la cogobernanza, pero advirtió de que «más allá de himnos o de banderas, es la hora del patriotismo cívico y de los valores que nos hermanan». «No podemos situarnos en la queja permanente», incidió el jefe del Consell, que abogó por la transformación de la administración para reducir papeleo y agilizar la gestión e hizo hincapié en que la transición digital y sostenible «ha de ser justa» con los más débiles y adecuada a las empresas. 

Sánchez, por su parte, desgranó las diez políticas tractoras que guían el plan europeo de reactivación económica presentado ayer, de las cuales la educación se lleva el porcentaje más alto de recursos, el 18%, seguida del refuerzo del sistema sanitario y la modernización del sistema productivo bajo parámetros de digitalización y la lucha contra la despoblación. Sánchez afirmó que el plan abre a la C. Valenciana la oportunidad de encarar el futuro «en la primera línea de salida». Puig aspira a captar un mínimo de 14.000 millones de euros en seis años, que se traducirán en la creación de 90.000 empleos los próximos tres años y de hasta 160.000 hasta 2026.  

Los dirigentes del PP declinan asistir

Aunque suscribieron los acuerdos de reconstrucción valencianos, los principales dirigentes del PP se desentendieron ayer del acto en el que el presidente Pedro Sánchez desgranó las líneas maestras del Plan de reactivación con fondos europeos, en el que se encuadra la estrategia autonómica. La presidenta del PPCV, Isabel Bonig, se excusó sin dar motivos. El presidente de la Diputación de Alicante, Carlos Mazón, y el alcalde de Alicante, Luis Barcala, priorizaron otras citas en la agenda. Sí acudió Joan Ribó, entre otros mandos institucionales.