Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Análisis

El Botànic se acerca a Madrid

Las discrepancias públicas sobre las restricciones torpedean la estrategia de unidad con la oposición frente al virus

Ximo Puig y Mónica Oltra, en una imagen de archivo

El Botànic madrileñea en la segunda ola. La diferencia de posiciones sobre cómo afrontar la pandemia entre la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso (PP), y el vicepresidente, Ignacio Aguado (Ciudadanos), ha sido uno de los rasgos definitorios de la criticada gestión madrileña de la crisis sanitaria y social. El Gobierno valenciano de izquierdas, el del «oasis» por las cifras inferiores en afección de la pandemia y los acuerdos de unidad social, institucional y política, se ha situado en los últimos días en la órbita política del de Madrid al quedar patentes diferentes criterios sobre las medidas a adoptar en el momento actual.

¿Debe una vicepresidenta del Consell expresar desde la tribuna de la portavocía del Gobierno una posición contraria a la expresada por la responsable de Sanidad y el presidente? Es la clave del último desencuentro entre los socios y es lo que sucedió el viernes pasado, cuando Mónica Oltra (Compromís) defendió la adopción de medidas más severas en la hostelería y en el toque de queda mientras Ana Barceló y Ximo Puig (PSPV) descartaban tomarlas en un «plazo corto».

No hay mucha diferencia entre este escenario y el que se ha vivido entre los mandatarios de la comunidad de Madrid durante la segunda ola y por lo que han recibido críticas, también de los gobernantes valencianos en sede parlamentaria.

¿Puede un Ejecutivo reclamar unidad de acción a los partidos de la oposición cuando ni siquiera es capaz de lograrla internamente? Esta puede ser una de las primeras consecuencias de este último capítulo de las grietas del Botànic, al margen del desgaste en imagen y confianza, a la vista de la reacción ayer de la líder del PP.

Esta unidad de acción en la primera ola ha sido la carta de presentación del Consell. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, la destacaba en su presencia la pasada semana en València, donde comenzó (no casualmente) una gira de presentación del plan de recuperación con fondos de la Unión Europea.

La estrategia de unidad defendida reiteradamente por Puig en todos sus discursos de los grandes días políticos de este año ha llevado también a un acercamiento sin secretismos a Ciudadanos para recabar su apoyo a los presupuestos de 2021. Ese coqueteo público es uno de los factores del progresivo alejamiento de mensajes y gestos de Puig y Oltra, como la vicepresidenta ha dejado patente en sus declaraciones la última semana.

En las últimas horas, tras un encendido fin de semana en las redes sociales entre los aliados, no ha habido acercamientos discretos a alto nivel, según ha podido saber este diario.

Los socialistas intentan circunscribir el desencuentro a la vicepresidenta y no situar en él a Compromís como formación. Alegan que ningún miembro del Consell procedente de la coalición ha planteado críticas a las medidas contra la pandemia en el seno del Ejecutivo. Tampoco en declaraciones públicas.

Pero la formación valencianista ha cerrado filas en los últimos días con su máxima representante oficial y ha evitado cualquier disensión pública entre cargos de Iniciativa (el partido de Oltra)y del Bloc (el mayoritario en la familia naranja). En privado sí que invitan algunos a cerrar pronto el capítulo de recriminaciones cruzadas abierto la semana anterior a cuenta del presupuesto de la conselleria de Oltra para 2021 y continuado luego a raíz de la intensidad de las restricciones frente a la pandemia. «Trellat» (sensatez) es el concepto que reivindican con urgencia.

La vicepresidenta y portavoz ha contado estos días con el respaldo oficial de la coalición, pero en la práctica, su posición (y la expresada por otros cargos de relevancia, como Aitana Mas o Isaura Navarro) a favor de una mayor severidad en las limitaciones de la vida social contrasta con las iniciativas de la formación en el Ayuntamiento de València, donde ostenta la alcaldía y ha defendido hasta ahora la celebración de la Cabalgata de Reyes y mantener la esperanza sobre algún tipo de festejo en las Fallas.

En este paisaje turbio, la derecha valenciana ya ha visto la sangre. Quedó claro en sus declaraciones de ayer. La presidenta del PP valenciano, Isabel Bonig, calificó de «pelea de bar» los últimos encontronazos internos en el Gobierno del Botànic.

El PP pide avanzar elecciones

Para Bonig, el responsable de la situación es «Puig», al que acusa de estar «escondido». El tono de ayer fue especialmente despectivo. No parece el de una representante dispuesta a acuerdos con los gobernantes. «El pueblo valenciano no merece un presidente tan inútil y tan incompetente que está más pendiente de su sillón», dijo.

Añadió que si el líder del PSPV «no puede controlar» el Ejecutivo, tendría que «disolver las Corts y convocar elecciones, como hizo el año pasado». «Sí las adelantó para mantenerse en el sillón, pero esto no va de mantenerse en el sillón mientras la gente se está muriendo», señaló en el reseñado tono duro. Así, afirmó que Puig y Oltra están «fuera de la realidad» y «se creen por encima del bien y el mal». Demasiados puentes parecen haberse roto.

Compartir el artículo

stats