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Menos hormigón y drenajes más naturales contra las inundaciones

os expertos advierten de la necesidad de «adaptar las ciudades mediterráneas» a las lluvias cada vez más torrenciales - Piden parques inundables, depósitos pluviales y mejor alcantarillado

Las vías entre Silla y Benifaió ya arregladas en la mañana del lunes. adif

El reto está claro: combatir la «nueva normalidad» que trae consigo el cambio climático. El episodio de tormentas de la pasada semana no es un hecho aislado. Las precipitaciones intensas con descargas monumentales en periodos cortos de tiempo ponen en cuestión las infraestructuras existentes y obligan a expertos en Ingeniería y Geografía a plantear alternativas que eviten que la factura de daños (económicos, pero también humanos) se conviertan en algo cada vez más recurrente.

«La solución no pasa por la previsión meteorológica porque los avisos se están dando muy bien igual que también está muy bien preparada la respuesta a la emergencia, fallamos en tener educación de riesgo y, sobre todo, la parte de planificación y gestión territorial», expresa el catedrático en Geografía Física de la Universidad de Alicante, Jorge Olcina, quien ayer participó en las Corts Valencianes en la comisión de expertos sobre el Plan Renhace de la Vega Baja tras las inundaciones de la DANA del otoño pasado.

«No es un problema exclusivo del sur de la Comunitat Valenciana, es un problema del litoral mediterráneo y que es preocupante», expresa Olcina a Levante-EMV. Menos hormigón, un sistema de alcantarillado adaptado a la situación y sistemas de drenaje naturales son algunas de las soluciones que aportan Olcina y otros expertos para «adaptar el territorio al cambio climático que ya es una realidad y que en la Comunitat se manifiesta en forma de lluvias más intensas y temporales de mar en primera línea de costa».

En este proceso de adecuación, Olcina pronostica que habrá zonas que necesiten «una obra hidráulica como presas cuando les afecten barrancos», pero que especialmente habrá que «anteponer el verde al hormigón». «Desde Europa nos dicen que la obra de infraestructura pura y dura (como podría ser una gran canalización) cada vez tiene menos importancia y hay que apostar por la infraestructura verde y por reducir el hormigón», precisa el catedrático. Esta obra verde sería, por ejemplo, parques fluviales que permitan una mejor evacuación del agua.

La también catedrática de Análisis Geográfico Regional y Geografía Física de la Universidad de Alicante, María Hernández, precisa que la solución pasa por «ir introduciendo sistemas de percolación del agua más naturales» que complementen a la actual obra hidráulica de hormigón.

«Llegamos algo más tarde que otros países europeos, pero estamos a tiempo», argumenta la investigadora que insiste en la necesidad de instaurar zonas verdes que eviten «la circulación superficial del agua más intensa, sacarla de las calles».

Depósitos de tormenta

Olcina advierte de que actualmente «ningún sistema de alcantarillado de ciudades mediterráneas está adaptado a las lluvias de intensidad horaria» por lo que reclama mejoras en este sentido, «una gran inversión en obra hidráulica con tuberías de mayor capacidad o la construcción de grandes depósitos pluviales en zonas clave para evitar inundaciones». «Como grandes piscinas de agua que permitan acumular agua bajo tierra», simplifica el investigador que añade otros ejemplos como sistemas de drenaje sostenibles o los parques inundables mencionados anteriormente que actúen de balsa.

Para los dos expertos, la planificación del territorio resulta una «piedra básica» a la hora de reducir los riesgos. Según Olcina, uno de los problemas ha sido «la ocupación de zonas inundables en las últimas dos décadas por la construcción». En su opinión, esto «solo se puede paliar desde la nueva ley del suelo de 2008 modificada en 2015 y Paticova con la obligación a los ayuntamientos a incluir mapas de riesgo en los documentos de ocupación urbanística». Hernández, por su parte, advierte de que es «muy difícil» garantizar la seguridad de zonas con riesgo de inundabilidad alto porque, según expresa, «la tendencia natural del agua será acabar en estas zonas».

«Hay que restaurar los barrancos para naturalizar el paso del agua»

Las voces que reclaman soluciones basadas en la naturaleza para afrontar los efectos del cambio climático empiezan a ser mayoritarias. Sin ir más lejos, mientras en las Corts desde instituciones académicas se reclamaban alternativas alejadas de la obra dura y más resilientes , Acció Ecologista Agró alegaba al Plan Hidrológico del Júcar en el mismo sentido. 

El colectivo ambientalista pide al Ministerio para la Transición Ecológica sistemas urbanos de drenaje sostenible que puedan ayudar a paliar los problemas de inundaciones. Parques inundables a modo de pequeños humedales, que en un momento determinado puedan actuar como «esponjas» a la vez que laminen las avenidas, como alternativa.

La representante de la organización en la Comisión de Territorio, Eva Tudela, asegura en este sentido que no es necesario «hacer grandes infraestructuras sino hacer varias pequeñas» que apuesten por una armonización con el espacio natural. «Hay que evitar la contaminación y apostar por la restauración del entorno y de barrancos para naturalizar el paso del agua», señala. 

La bateria de peticiones de Agró va en la línea de una correcta conservación, recuperación y mejora ambiental de las zonas húmedas, ríos y acuíferos en un contexto de emergencia climática. También hacen hincapié en la mejora de los sistemas de saneamiento situados en el entorno del Parc Natural de l’Albufera, incidiendo en el escudo que supone el humedal frente a lluvias torrenciales, al absorber el exceso de agua caída como ha vuelto a suceder estos días en la Ribera y l’Horta.

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