Los médicos forenses encargados de realizar la autopsia al menor de ocho años que falleció en Elda el 30 de agosto de 2017, supuestamente, a manos de la pareja de su padre, han confirmado ante el tribunal del jurado que el niño sufrió «una muerte violenta, por asfixia y en consecuencia por una estrangulación a lazo».

Asimismo, indicaron que, con criterios psiquiátricos, la acusada era consciente «en todo momento» de lo que estaba haciendo, dado que se ha podido descartar que sufriera «algún episodio puntual que pudiera influir en su capacidad de decisión».

En esos términos se refirieron los expertos ante las partes y el tribunal del jurado durante la tercera sesión en la Audiencia Provincial de Alicante. El padre de acogida del menor declaró al jurado que sospechó de ella «un tiempo después de los hechos» porque la historia que contaba «era imposible»,y que los propios agentes de la Policía «dejaban ver entre líneas» que era la responsable del fallecimiento.

«Yo era un muerto viviente»

En la misma línea, hizo referencia a la actitud de la acusada después de los hechos: «Yo estaba infinitamente peor, era un muerto viviente». Sobre las causas de la muerte indicadas por la mujer (un atragantamiento con un trozo de jamón), el padre ha declarado que el pequeño «comía mucho» pero que «nunca lo había visto atragantarse».