Cintillo Banco Sabadell

Durante los últimos meses, el mundo se ha enfrentado a situaciones insólitas que requieren decisiones muy importantes. La crisis sociosanitaria provocada por el coronavirus ha amenazado a muchos sectores económicos y ha sido necesario tomar decisiones de gran calado.

En este contexto, es más importante que nunca apostar por un liderazgo eficaz, humano, sensible, fuerte y resiliente.

Dentro de este marco, Levante-EMV y Banco Sabadell organizaron el pasado martes 17 de noviembre un encuentro telemático, bajo el título «Claves para liderar con éxito». La presentación de este webinar corrió a cargo de Jaime Matas, director general adjunto de Banco Sabadell, y contó con la participación de Inma Ríos, experta en desarrollo de líderes y equipos de alto rendimiento.

La experta en gestión de equipos y formación de profesionales destacó la necesidad de adaptarse a las situaciones: «Los tiempos cambian y eso requiere que adaptemos nuestro estilo de liderazgo. Es fundamental adaptarnos a las circunstancias, sobre todo en la situación que estamos viviendo».

Con los años, muchos directivos y mandos intermedios promocionan dentro de sus empresas. Sin embargo, muchos de ellos no saben cómo desempeñar su nuevo puesto al frente de un equipo.

En este sentido, Inma Ríos afirmó que «algunas personas nacen con un carisma especial y cierta facilidad para liderar a otros. Esta capacidad innata puede hacer más fácil el desarrollo de habilidades de liderazgo, sin embargo, también pueden desembocar en algo que no sea un liderazgo sano». El liderazgo no se limita únicamente a cuestiones innatas, sino que también se debe adquirir mediante la formación y la práctica.

Autoliderazgo

El primer paso para mejorar y acercarse a la excelencia es saber dónde poner el foco. Según Inma Ríos, «no podemos pretender liderar a otros si no somos capaces de liderarnos a nosotros mismos». Del mismo modo, «desarrollar una mentalidad para la excelencia puede ser clave para conseguir el éxito que buscamos», declaró la experta en mentoring.

Además, Inma Ríos también destacó la importancia de conocerse a uno mismo, pues cada personalidad tiene un estilo de liderazgo natural. «Sea cual sea nuestro perfil, tenemos que saber cuando va a funcionar y cuando no, de forma que podamos adaptarlo en cada ocasión para mejorar nuestros resultados. No hay un estilo de liderazgo que sea válido para todas las ocasiones».

Inteligencia social

Otro de los aspectos más importantes que debe tener en cuenta un líder son las relaciones que establece dentro y fuera de su equipo. «La forma de liderar debe adaptarse a lo que necesita cada persona, para tener un efecto motivador y potenciador. El estilo autoritario ha sido muy tradicional en las empresas y ha podido funcionar en el corto plazo. Sin embargo, puede dejar de funcionar cuando los millennials sean mayoría en nuestras plantillas, puesto que requieren estilos de liderazgo más participativo».

Hay estudios que demuestran que la inteligencia emocional es responsable de entre el 85 % y el 90 % del éxito de los líderes en las empresas. «Saber gestionar el estrés, el conflicto o el fracaso puede tener más importancia que conocimientos técnicos o el coeficiente intelectual. Por ello, cada vez tiene más importancia en las empresas.

Productividad

Las empresas buscan resultados. En este sentido, los líderes deben saber priorizar las tareas para optimizar su tiempo y sus recursos. Según el principio de Pareto, el 20 % de nuestras tareas producen el 80 % de nuestros resultados.

«Debemos marcarnos objetivos para saber hacia donde ir, medir la productividad y aumentar la motivación de nuestro equipo», concluyó Inma Ríos.

Situar a las personas en el centro de las organizaciones

 Jaime Matas, director general adjunto de Banco Sabadell, abrió el encuentro telemático con una reflexión sobre las capacidades de liderazgo. Según Matas, estas «han ido evolucionando en los últimos tiempos, adaptándose a las necesidades de la sociedad y a las exigencias de un entorno económico y empresarial cada vez más marcado por la incertidumbre». El director general también recordó que «los errores más evidentes en el pasado se basaron en prescindir o alejar del centro de las decisiones a las personas, cuando es evidente que han de situarse como el objetivo esencial para el funcionamiento y evolución de una buena organización».